Repasando la carrera de Jim Shooter para esa serie de artículos que cada vez se retrasa más a mi pesar, me he vuelto a encontrar con una escena que me ha dado bastante que pensar sobre cómo algunos conceptos han evolucionado en los últimos años. Es una escena de Secret Wars que más de uno recordará…
Y es que aquella serie limitada de 12 números podía haber nacido con la única intención de vender muñequitos, pero hay que reconocerle a Shooter que a pesar de las prisas tenía sus momentos. «Terrorista es lo que llama el ejército grande al pequeño.» En realidad la escena sólo sirve para crear un pequeño conflicto entre los héroes para añadirle un punto de tensión a un cómic en el que se hace poco más que esperar a que los villanos muevan ficha, igual que el triángulo amoroso Zsaji/Coloso/Antorcha Humana. El Capitán América habla del terrorismo como un mal absoluto, y Lobezno le responde que no, que eso del terrorismo es sólo una forma que tienen los ejércitos grandes de llamar a todos aquellos pequeños ejércitos que se le oponen. Viniendo como viene EEUU de ser un estado fundado por un ejército ciudadano que se rebeló contra el ejército de un rey, durante sus primeros doscientos años de historia ha tendido ha simpatizar -e incentivar- las insurrecciones populares, tanto por una hipotética simpatía como por el provecho que podía sacar a la debilidad que provocaban estas rebeliones en los imperios europeos de la época.
Esto cambiaría con el siglo XXI y la invención de la «guerra contra el terror», con la visión de cualquier disrupción del orden establecido como algo negativo y la universalización del adjetivo «terrorista» a todo lo que atentara contra el mismo, a veces incluso aunque fuera mediante medios pacíficos. Pero estábamos hablando sobre cómics, y si vamos a hablar de organizaciones terroristas nos tocaría hablar de Hydra, de IMA, de la Liga de Asesinos o de las sectas de Kobra o el Hermano Sangre. Tanto Hydra como IMA son organizaciones nazis con el único objetivo de dominar el mundo, mientras que en el lado de DC los grupos terroristas son más un culto a la persona de su líder -Ra’s Al Ghul, el Hermano Sangre- que grupos con una agenda política clara. Es cierto que Ra’s tiene claro el objetivo de salvar la tierra aunque sea a costa de la humanidad, pero nunca estamos hablando de gente que se una al grupo por una visión determinada del mundo o por ideales.
Porque claro, un «terrorista» siempre es el héroe de su propia historia. Es un rebelde que lucha contra un enemigo invencible (el individuo contra el estado), que trata de cambiar el mundo para mejor, y por eso se ve obligado a cambiar las cosas. En los cómics de superhéroes a estos grupos siempre se han utilizado como carne de cañón sin preocuparse lo más mínimo por sus consideraciones morales, y probablemente sólo se haya explorado la ideología de uno u otro grupo para que el héroe quede bien diciendo que él es el único con derecho a pegar puñetazos y reafirmar así su inquebrantable fé en la justicia, la democracia y la bandera de EEUU. Pero luego uno se lee el Capitán América y empieza a rascarse la cabeza…
Y es que ya en los tiempos de la Marvel del LSD -ese periodo entre Stan Lee y Jim Shooter- el Capitán América llegó a vivir su propio Watergate con un «alto mando del gobierno» que se montaba un Imperio Secreto para dominar el mundo y esas tonterías. El personaje pasaba así de ser un cómic de espías y aventuras a tratar de hacerle pensar al lector, a poner a Steve Rogers a preguntarse si estaba haciendo lo correcto o no, llegando años más tarde a insinuar que lo mejor que podía hacer para llevar a cabo el «sueño americano» era presentarse a Presidente de los EEUU. La cosa se quedo ahí y los yanquis tuvieron que soportar a Reagan de presidente durante ocho largos años, pero la serie seguiría en manos de JM DeMatteis y Mark Gruenwald, con lo que el personaje seguiría con sus dudas morales unos cuantos años más.
Será en estas etapas cuando el personaje se enfrentará a versiones retorcidas de si mismo como Everyman o el Superpatriota, pero será una creación de Gruenwald la que me parece bastante interesante; Flag-Smasher (el Sin Banderas) y su organización ULTIMATUM, un grupo cuyo único objetivo era el de acabar con todas las fronteras y nacionalismos. Los enfrentamientos del Capitán América con este personaje serán una excusa para que Gruenwald explique su visión de lo que Steve Rogers representa, tratando de dejar claro que no representa a ningún gobierno, sólo a un ideal. Y puede que los medios que usa el Sin Banderas sean absurdos -romper banderas así porque sí- o directamente idiotas -raptar un avión y sus pasajeros y exigir la vida del Capitán América a cambio de su liberación-, pero los ideales del personaje dejan al descubierto la hipocresía del protagonista de la serie:
Puede que el Sin Banderas sea un enajenado que aprovecha la mínima ocasión para matar gente, pero sus intenciones eran buenas. También lo eran las del Capitán América cuando mataba a uno de los esbirros de ULTIMATUM que abría fuego sobre los rehenes, con lo que la escena entre los dos cobra un nuevo significado; ¿Hasta que punto estás dispuesto a llegar para conseguir tus objetivos? ¿Merecen realmente la pena? Con los años Flag-Smasher pasaría a ser «un terrorista más» y hasta se descubriría que ULTIMATUM estaba financiada nada más y nada menos que por Craneo Rojo, pero en mi cabeza se quedaría aquella escena en la que el villano, a pesar de sus métodos detestables, no dejaba de tener bastante razón. Pronto llegarían los 90 y los 2000, esos años en los que Mark Millar y demás guionistas de moda pondrían a los héroes a pegar tiros y matar gente sólo para defender sus ideas, y uno empezaría a cuestionarse cosas. Porque puede que el Capitán América todavía no haya secuestrado un avión para obligar a Craneo Rojo a rendirse, pero ya asumimos como algo normal que lleve metralleta durante la segunda guerra mundial, y algunos hasta no ven nada de raro en que Superman le rompa el cuello a Zod. Durante años se perpetuó el debate sobre si los superhéroes eran fascistas, pero a este paso uno empezará a preguntarse si no son terroristas… Y es que a uno hay que juzgarlo por sus actos, y no por sus ideas.