Jim Shooter vivía en un estado laboral precario, y no acababa de estar a gusto en ninguna de las series que guionizaba. Tanto en Superman como en Legion of Super-Heroes se sentía lastrado por años y años de rígida gestión editorial en DC, que encorsetaban sus historias obligándolo a introducir clichés infantiles y totalmente pasados de moda. La cosa no era mucho mejor en Marvel, que atravesaba un gran periodo de inestabilidad tras la marcha de Roy Thomas como editor jefe.
Porque a Roy Thomas lo había proclamado Stan Lee como su heredero en 1972 y al final sólo había aguantado dos años en el trono. Roy se había dado cuenta de que él era un escritor, no un editor, y el trabajo se le hacía realmente fastidioso. No es agradable decir que no a tus colaboradores, ni enfrentarse a la dura realidad de las cifras de ventas, así que abandonó el cargo y por los servicios prestados Marvel le permitió ejecer la figura de «editor-escritor», lo que venía a ser tener total libertad creativa para escribir sus series como le diera la gana. Su sucesor al frente de La Casa de las Ideas, Len Wein, aguantaría un año en el cargo y en 1975 se lo pasaría a Marv Wolfman, que lo aguantaría hasta el año siguiente y, al igual que Len y Roy, se retiraría con los privilegios de ser su propio editor. Fue durante la etapa de Marv Wolfman cuando Chris Claremont abandonó el puesto de editor asociado -algo así como ayudante del editor jefe- para dedicarse a escribir a tiempo completo. Marvel era un caos editorial insoportable y nadie aguantaba el estrés que eso suponía, y los voceras del fín de los tiempos para el cómic estaban gritando más fuerte que nunca. El sustituto de Chris Claremont no podía ser otro que un veterano que había trabajado tanto para Mort Weisinger como para Stan Lee: Jim Shooter.
La Marvel de aquel momento era un completo caos, y todo porque seguía gestionándose como en tiempos de Stan Lee. Pero no se puede funcionar igual cuando tienes que gestionar ocho series que cuando tienes cuarenta, con lo que el caos, las broncas y las dimisiones de última hora estaban aseguradas. Pero no vamos a adelantar acontecimientos y vamos a volver a 1975, cuando Jim Shooter esta todavía trabajando como freelance y por fín consigue su primer cómic guionizado en Marvel, Super-Villain Team-Up número 3. La serie, que había empezado con un par de especiales guionizados por Roy Thomas a modo de epílogo de la ya cancelada serie regular de Namor, trataba ahora de justificar la presencia en el mercado del atlante poniendo al mismísimo Doctor Muerte como coprotagonista, con lo que no sorprendentemente el primer personaje de Marvel habia visto rápidamente como su cabecera era devorada por completo por el monarca latveriano, que hasta en el mundo editorial aspiraba al dominio absoluto y acabaría consiguiéndolo antes de la cancelación -seguramente el maldito Reed Richards falseó las cifras de ventas, ¡porque una serie regular del Doctor Muerte tenía que vender por cojones!-. Jim Shooter llegaba a la serie como apagafuegos, después de que el guionista original -el sobrevaloradísimo Tony Isabella- pegara una espantada en el último momento y dejara colgada la historia de Attuma del número anterior. Por lo visto el bellaco de Isabella habría creido que era mejor escribir un grupo de su propia creación, Los Campeones, que continuar cantando las alabanzas a Muerte y su esbirro subacuático. ¡Que indigno!
Para resumiros un poco los números anteriores, la cosa iba de que el Doctor Muerte se daba cuenta de que en solitario sólo recibía palizas -¡maldito Isabella!- y de que tenía que rebajarse a necesitar un aliado -¡ya os dije que Isabella era indigno!-, asi que decidía ayudar a Namor en la enésima rebelión atlante que se montaba chusma como Attuma, Tiburón Tigre o Dorcas, don nadies que a Namor le suponen un constante dolor de cabeza pero que para Muerte sólo supondrán un ligero pasatiempo para conseguir la lealtad del hombre pez. Y tal es así que, cuando el Señor de Todas las Cosas llega para socorrer al atribulado anfibio de esos tristes matones, estos caen presa del pánico y deciden asesinar al aún encadenado hombre pez. Sin embargo, probablemente porque el miedo les hacía temblar ante la gallarda figura del hombre de brillante armadura o porque simple y llanamente porque son tremendamente torpes, el rayo que debería haber asesinado al príncipe Namor es detenido por el frágil cuerpo de Betty Dean, la exnovia de la Antorcha Humana original y uno de los personajes más antiguos de Marvel, que muere indignamente al final del último número de Isabella. Y, una vez ya nos hemos librado del papanatas de Isabella y nos hemos quitado el traje de leales latverianos, vamos por fín con Super-Villain Team-Up #3 y Jim Shooter:
Jim Shooter conoce un poco mejor la naturaleza del personaje del Doctor Muerte, y por eso las primeras palabras que pronuncia el personaje en este cómic al ver como Namor es apalizado son «¡Suficiente! ¡Esta batalla ha terminado, el Doctor Muerte así lo ordena!» Y en la siguiente viñeta se hace cargo de la bronca con sólo pulsar un botón. Y es que Shooter es consciente del status del personaje como un peso pesado, y por eso deja claro que su objetivo sigue siendo el de conquistar el mundo y que los conflictos de Namor le traen sin cuidado. Sin embargo Shooter no deja de lanzar alguna que otra puyita a la etapa de Isabella con viñetas como esta, en la que el propio Doctor se da cuenta de lo extraño que es para él el necesitar aliados:
Muerte, sabiendo cual es el verdadero talón de aquiles de Namor, se lo lleva a su castillo y le pone un equipo de enfermeras que lo cura por completo tras su batalla con Attuma. El Hombre Submarino, siempre débil ante el sexo supuestamente débil, olvida por completo que fue el mismo Muerte el que lo noqueó y le robó su venganza contra sus enemigos y empieza a oir el plan que tiene el Doctor para atajar la rebelión de Attuma; ahora Muerte ha cambiado de opinión y se ha dado cuenta de que vengar la muerte de Betty Dean es lo único que podría darle la lealtad de su aliado. Asi que para allá se van los dos con toda la maquinaria de guerra de Latveria, que ataca frontalmente al ejército enemigo mientras Namor se infiltra y libera a todos los prisioneros anfibios -que son humanos victimas de un experimento de un cientifíco loco que… Bueno, es una historia muy larga que no viene a cuento, vosotros pensad que son atlantes verdes y en paz.-.
El plan de Muerte contaba con que Namor derrotara a Attuma y sus matones con un rayo congelador, pero Namor cree que eso es demasiado limpio y decide liarse a tortas con ellos, cargándose el plan original y provocando que el pobre Doctor se quede sin energía y tenga que hacer una pequeña retirada para recargar energías. El bufón del ejército rebelde, Saru-San, se burla al ver como el Doctor cae prisionero. Pero las cosas no son lo que parecen, y Muerte activa un explosivo potentísimo que destruye a todos sus perseguidores, no sufriendo ningún daño gracias a su armadura. Namor a su vez consigue derrotar a sus enemigos, y Saru-San… Digamos que alguna gente es muy rencorosa:
Super-Villain Team-Up 3 no es un gran cómic, y se le nota que esta escrito por puro compromiso y con la mayor urgencia. Shooter se encuentra que el clímax de la historia ya esta presente al final del número anterior, y se ve obligado a retrasarlo de la forma más chapucera posible. Sin embargo aquí se puede ver como Shooter es capaz de entregar una historia mejor cuando no esta sujeto a las restricciones de Weisinger o DC en general, y sus trabajos posteriores mejorarían bastante a lo largo de los siguientes años. Es una lástima que su carrera como guionista se viera eclipsada por su trabajo como editor, pero de eso ya hablaremos la semana que viene.