Un coloso llamado Jim Shooter (II): Un tirano llamado Mort Weisinger

Seguimos repasando la carrera de Mort Weisinger, el hombre que durante treinta años hizo y deshizo en DC y fue uno de los principales responsables de la deriva de la editorial y el primer mentor de Jim Shooter:

Weisinger Superman CoronetEn este artículo de 1946 para la revista generalista Coronet, Weisinger hablaba despectivamente de Siegel y Shuster y mentía diciendo que ambos seguían beneficiándose de Superman.

Al finalizar los años 40, Weisinger afrontará la nueva década centrándose en Superman, que por aquel entonces empieza a ser encarnado en televisión por George Reeves. El Superman de aquella época se siente cada vez más despegado del resto del Universo DC -la idea de universo compartido casi ha muerto con la JSA- y todas las historias vienen condicionadas por ideas creadas y robadas por Weisinger, que empieza a introducir elementos como los distintos tipos de kriptonita, las «historias imaginarias» y conceptos cada vez más infantiles como Krypto el Superperro o la Familia Superman. Trabajar para Weisinger se hacia cada vez más insoportable, porque los guionistas carecían de cualquier tipo de margen de maniobra y tenían que limitarse a contar las historias que se le ocurrían al propio Weisinger, que nunca estaba contento con el resultado final porque no era igual a lo que a él se había imaginado. Los dibujantes también sufrían esta política de Weisinger, que cada vez pensaba más en su público objetivo de niños de diez años y estaba convencido de que el estilo gráfico que demandaban esos títulos era el de un cuento infantil, con perspectivas forzadas y personajes constreñidos por un estilo cada vez más rígido. El gran editor amargaba la existencia de sus autores sin ningún complejo, afirmando que él hacía lo mejor para ellos porque ésa era la única forma de conseguir que aprendieran, ya que autores como Leigh Brackett habían sido «sus protegidos» y terminaron alcanzando el éxito en medios «más grandes» como el cine. ¿Le importaba lo que sus empleados pensaran de él, que Jerry Robinson se escandalizara por tratar a Bill Finger (el cocreador de Batman) como auténtica basura? En absoluto, él sabía que era lo mejor para ellos. Además, para Weisinger esto de los cómics era algo que hacía dos o tres días a la semana, el resto del tiempo estaba escribiendo para revistas «serias» o terminando su best-seller «1001 cosas que puedes hacer gratis» -robar Superman debía de ser una de ellas, vaya-.

Wayne Boring Liebowitz WeisingerWeisinger sería conocido por su capacidad para maltratar a los autores para «sacar lo mejor de ellos», cosa que no le hizo muy popular entre ellos, tal y como deja claro esta caricatura de Wayne Boring sobre el robo de Superman.

A finales de los 50, Julius Schwartz empieza a dar un giro de ciento ochenta grados a la editorial y consigue recuperar a uno de los héroes de All American, Flash, en 1958 -dos años después del linchamiento público de EC Comics, la editorial heredera de All American y que llevaba el hijo de Gaines; alguien en DC le tenía mucha manía a esa familia-. El nuevo velocista escarlata ya no es Jay Garrick, pero el éxito del personaje es tal que no tarda en verse acompañado por revisiones de Green Lantern o Hawkman, poniendo en marcha los acontecimientos que llevarán a cabo la creación de la JLA. Para entonces Weisinger ya habrá puesto a trabajar a su viejo colaborador Otto Binder -uno de los escritores de ciencia ficción que habían trabajado en los viejos fanzines de Weisinger y Schwartz- en un nuevo grupo de superhéroes del siglo XXX, la Legión de Superhéroes. El éxito de la legión no será tan grande como el de las «nuevas» creaciones que salían de la oficina de Schwartz, pero un punto negro aparecería en el horizonte de Weisinger gracias a la molesta aparición de un nuevo jugador en la escena: Marvel Comics.

Stan Lee en bolas¡Esos advenedizos se atrevían con todo!

Porque mientras Weisinger trataba a Batman como el idiota que salía en su serie de TV interpretado por Adam West, el mismo Jack Kirby que había trabajado para las series raras de Schwartz en los 50 se habia juntado con un don nadie que firmaba bajo el seudónimo de Stan Lee para empezar a comerse el mercado a dentelladas con unos personajes energúmenos que discutían entre ellos y tenían inquietudes vitales. Steve Ditko, otro de esos dibujantes raros que no se correspondían al libro de estilo de Mort Weisinger, había empezado a trabajar con el tal Lee en un personaje llamado Spider-Man, un estudiante de instituto repleto de frustraciones que se pasaba más tiempo teniendo conflictos de quinceañero que deteniendo a delincuentes. Y sin embargo, la basura esa que se salía totalmente de cualquier receta para el éxito, estaba empezando a vender tanto o más que Superman…

Stan Lee burning bills quemando billetesStan Lee recuperaba la relación de colegueo con los lectores que Bill Gaines mantenía en los cómics de la EC, y de repente los cómics no eran solo para niños de 10 años…

Pero eran mediados de los 60, y Mort Weisinger ya estaba harto de los cómics. Se había pasado treinta años en el negocio, había conseguido hacer que Superman dominara el mercado durante la mayor parte de ese tiempo, pero los cómics seguían siendo algo totalmente marginal mientras que la ciencia ficción, su primer amor, durante ese tiempo había conseguido salir poco a poco del ghetto y autores como Clarke o Asimov empezaban a tener el reconocimiento de Hollywood y la TV. Star Trek era un éxito en la tele mientras Batman tenía que ser versionado como una comedia porque si no nadie lo habría adaptado. Weisinger empezó a hacer cosas raras como contratar a menores como Cary Bates para escribir Superboy, autoplagiarse guiones de números anteriores y, en general, tratar a su público como si fuera idiota, porque al final o tenían 10 años o eran adolescentes a los que les faltaba un hervor. No contento con esto, Weisinger siguió buscando el despido a base de tratar aún peor a sus empleados, demandar aumentos de salario totalmente arbitrarios y hasta pedir acciones de DC según salió a bolsa, pero la fé de sus jefes era tan grande que accedieron a todas sus peticiones, y hasta la hicieron vicepresidente de relaciones públicas de la editorial. Harto de avergonzarse de editar Superman y de mentir «a la gente seria» diciéndoles que trabajaba para el Saturday Evening Post o alguna publicación «digna», Mort Weisinger dejaría DC en 1970. Ocho años más tarde y tras alguna novela y ser jurado en algún que otro concurso de belleza -a este hombre le encantaban, ¿de dónde te crees que salían si no los castings de la Legión?- Mort Weisinger moriría en Great Neck (New York) a los 63 años. Dejaba un legado de autores maltratados, de impulso a la ciencia ficción y al cómic y de destilar una serie de reglas «para torpes» a la hora de escribir un cómic que tuviera éxito en los 50. El legado de Weisinger tendría más sombras que luces, porque era la herencia de un editor que prometía mucho pero que pronto se torció. En el obituario que escribió sobre el William Woolfolk -guionista de Captain Marvel y uno de los mejor valorados de los años 50- comentó que una de las últimas veces que había visto a Weisinger él le había dicho «Bill, tu eres el único que llorará en mi funeral». Woolfolk añade que llegado el momento no lloró por él, si no por «toda la gente encantadora que conocí durante la edad de oro de los cómics».

Homenaje a Weisinger en Man of SteelHomenaje a Weisinger en Man of Steel, una película que falla hasta en eso…

Pero dejemos la tumba de Mort Weisinger y volvamos a 1965, cuando sigue estafando a sus amigos e intentando que le despidan y sorprendentemente lo único que consigue es mejorar sus condiciones salariales. Es en ese momento en el que Mort Weisinger decide publicar un guión de la Legión de Superhéroes que le ha mandado un tal James Charles Shooter. El tal Shooter, un perfecto desconocido, ha escrito una historia de traición y drama que se publicaría en el número 346 de Adventure Comics, y no nos llamaría la atención en absoluto si no fuera porque… Jim Shooter en 1965 tenía 14 años, y Mort Weisinger, para no variar, trataría de convertir su vida en un infierno.

Jim Shooter 1965Jim Shooter en 1965, ¿el espejo en el que se reflejaría el legado de Weisinger o el gran renovador del cómic de los 80?

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M'Rabo Mhulargo
Admin
9 años han pasado desde que se escribió esto

No se que me hace odiarte mas, si la foto de Stan Lee en el sofa o la chaqueta de Shooter…

Soberano
Soberano
9 años han pasado desde que se escribió esto

¿Van hacer un artículo sobre Jim? no sé por que recibía mas odios que halagos.