A veces no basta con ser el mejor. A veces el público no reconoce el talento ni aunque le pegue de morros en toda la cara. Y es que en la DC de la era DiDio, los guionistas siempre lo han tenido más dificil que nunca. A finales de 2006 la series del Hombre Murciélago estaban editadas por Peter Tomasi, el cual mantenía como serie estrella la guionizada por Grant Morrison y dibujada por Andy Kubert. Eran los tiempos de Damien y todo aquello, tiempos que eclipsaban la labor paralela que en Detective Comics llevaba a cabo uno de los mejores -si no el mejor- guionistas que ha pasado jamás por el personaje: Paul Dini.
Presentar a Paul Dini a estas alturas no creo que sea necesario. Como guionista y cabeza pensante de gran parte del DC Animated Universe de Batman Animated Series, Superman Animated Series, Justice League y Batman Beyond, sus colaboraciones con Alex Ross o la creación de personajes ya clásicos como Harley Quinn son credenciales suficientes como para que cualquiera le considere una eminencia respecto al personaje. Pero como decía, en aquellos tiempos Morrison llamaba la atención de todos, y Paul Dini tenía que conformarse con hacer pequeñas historias que no interfirieran en los planes del escocés. Viniendo como venía de guionizar historias de 20 minutos en el mundo de la animación, la mayor parte de la etapa de Dini en Detective Comics esta compuesta de historias cortas que se continúan en mayor o menor medida con lo que pudo salir vivo del atolladero a base de jugar la carta de la veteranía. La historia que me gustaría destacar de la etapa de Dini en el personaje es una en la que apenas sale Batman y en la que el protagonista absoluto es el Joker, en una especie de continuación de las historias navideñas del personaje que Dini solía hacer para Batman: TAS. Vamos pues con Detective Comics 826 y «Slayride»…
La cosa empieza con Robin -Tim Drake- siendo perseguido por unos traficantes de armas. Resulta que al pobre no se le ha ocurrido otra cosa que tratar de desarticular la banda en el mismo momento en el que les iba a atacar una banda rival, con lo que al ver al Chico Maravilla ambos rivales han hecho causa común y han empezado a acariciarlo a balazos. Sin posibilidad de hacer nada contra tanta oposición, Robin no tiene más remedio que escapar y agarrarse al primer clavo ardiendo que ve, un coche que se para junto a él y abre su puerta para ayudarle a escapar. Lo malo es que una vez Robin entra al vehículo e identificar a su conductor, se da cuenta de que ha caido de la sartén al fuego:
Sí, lo habéis notado, para esta historia Dini no cuenta precisamente con Bruce Timm o David Mazzuchelli al dibujo, lo cual es una auténtica pena. Don Kramer se esfuerza mucho en ello y es algo a valorar, pero hay que reconocer que su repertorio de expresiones faciales para el Joker es bastante limitado y no esta a la altura del guión. Ya sólo por eso esta historia no debería ser puesta a la altura de un Año Uno o lo que sea que tenga preparado M’Rabo para el resto de la semana, pero me parece injusto que una decisión editorial totalmente desafortunada haga que la mayor parte de la gente ni siquiera vaya a conocer la existencia de este cómic. Pero sigamos a lo que estábamos, con el Joker gaseando al pobre Robin…
Para cuando Robin despierta del gas del Joker -circunstancia que Dini aprovecha para profundizar un poco en la psicología del Rey Payaso del Crimen-, el pobre Tim se encuentra atado como un salchichón navideño, mientras el Joker sigue conduciendo a placer. Y no hace falta ser un genio para adivinar que puede significar «conducir a placer» para el Joker, sobre todo cuando tiene como pasajero a alguien que no comparte su sentido del humor: atropellar a todo el mundo que se pase por delante, llamar a urgencias, retroceder para ayudar a los atropellados pasándoles por encima… Y todo esto con un Robin completamente a su merced, que intenta estar centrado y no caer en su juego enfadándose o -y es que no es para menos- desesperándose. Porque cualquiera que conozca un poco al Joker sabe que éste jamás mataría a Batman, pero que lo de matar a sus sidekicks es algo que hace hasta por deporte.
El viaje en coche evoluciona más o menos de la forma prevista, el juego psicológico continúa mientras el Joker visita un restaurante de comida rápida y «protesta» al encargado y las cosas parecen ir a peor cuando empieza una discusión sobre las películas de las Hermanos Marx. Y es que tanto Robin como el Joker encuentran en ellas un punto de interés en común, y lo que podría parecer el comienzo de una bonita amistad entre los dos corre el riesgo de acabar como el rosario de la aurora…
No voy a seguir, porque creo que a estas alturas de la película no es dificil encontrar este cómic y leerselo a placer. A mediados de la década pasada, tras 52 y Dini tratando de sobrevivir a Countdown, era bonito ver que todavía podíamos leer cómics decentes de Batman. La etapa de Dini en el personaje no duraría mucho más, pero continuaría en series relacionadas como Gotham City Sirens y sus guiones para los videojuegos de Arkham de Rocksteady Studios, Batman Arkham Asylum y Batman Arkham City. Me gustaría pensar que el nuevo juego, Batman Arkham Knight sigue contando con él, pero tengo la sospecha de que no va a ser así, que eso de que Dini se haya largado a Marvel Animation le va a pasar factura.