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DC New52 “destruye” a Green Arrow y Jeff Lemire recupera al “autentico” Oliver Queen… mas o menos

Que el New 52 ha sido un desastre editorial, por mucho que tenga sus seguidores, es algo que no me cansaré de decir. Una interferencia editorial que ha espantado a docenas de autores y anulado a muchos otros. Por no hablar de como han dejando a personajes irreconocibles, ya sea por unos rediseños horrendos o por cambios de personalidad arbitrarios (y normalmente ambas cosas), o por normas absurdas como que en DC ya no puede haber ni gordos/as ni hombres con vello facial… Podríamos dedicar el blog a hablar nada más que de todo eso y no parar. Pero a veces uno encuentra pequeños recordatorios de lo que fue un gran universo de ficción en los lugares más inesperados, en una de las series que comenzó con peor pie la nueva andadura editorial de DC, pero que poco a poco su nuevo guionista ha conseguido convertir en algo legible, el Green Arrow de Jeff Lemire.

Se podría decir que ambos cómics son como el día y la noche

Green Arrow fue uno de los personajes que más sufrió con la llegada del New 52, me atrevería a decir que casi más que Hawkman. El Oliver Queen que se había ido desarrollando a lo largo de décadas a partir del trabajo realizado por Denny O’Neill y Neal Adams en su mítico Green Lantern/Green Arrow había desaparecido. En su lugar teníamos una triste copia de la versión que del personaje vimos en Smallville (Aun faltaba casi un año para el estreno de Arrow), tanto en uniforme como en personalidad. Adiós al cuarentón con perilla cuyas inquietudes sociales le llevaban a estar más preocupado por la gente corriente. Ahora teníamos a un veinteañero barbilampiño que utilizaba su fortuna para luchar contra el crimen con la ayuda de una versión negra de la Chloe de Smallville y un fabricante de armas que parecía sacado del Vigilante de Marv Wolfman.

Definitivamente no fue el mejor modelo a imitar…

J.T Krull siguió demostrando que el personaje no se le daba bien, aun peor que antes del New 52, cuando se había encargado de escribir sus historias Post-Brightest Day. Dan Jurgens por su parte demostró que dibujar se le da mucho mejor que escribir (acabó sustituyendo a Krull), aunque ayudaba ser entintado por el gran George Pérez. Pero la cosa no acababa de funcionar, a Jurgens le reemplazo nada más y nada menos que Ann Nocenti, pero ni ella fue capaz de hacerse con las riendas de un personaje al que encontro irreconocible, y tras solo diez números dejo ella también la serie. El nuevo Green Arrow seguía sin encontrar su rumbo, pero en DC no querían tirar la toalla ya que unos meses antes se había estrenado en la CW la serie de Arrow, y no iban a cancelar ahora el comic pudiendo capitalizar el posible éxito de su versión televisiva.

My name is Oliver Queen. For two years and half I was stranded on an didiotic company with only one goal: survive

Pero tenían el pequeño problema de que la serie de televisión estaba protagonizada por un Oliver Queen que poco tenía que ver con el de Smallville, y era en este último en quien se basaba la versión New 52 del personaje, el comic necesitaba un lavado de cara con urgencia. Pero en DC por una vez acertaron al escoger al nuevo equipo creativo de la serie, probablemente más por pura suerte que otra cosa, Jeff Lemire y Andrea Sorrentino. Tras año y pico dando bandazos, ya que haber perdido toda la historia del personaje era algo que aun lastraba a Green Arrow, de pronto la serie se hizo legible. Y aunque le faltaba mucho para ser buena, si Jeff Lemire ha demostrado algo en los últimos tiempos es que es un escritor bastante competente. El comic se volvió mas oscuro y sombrío, Sorrentino dejo en pañales a los dibujantes que le habían precedido en esta nueva etapa del personaje y pese a estar tratando, por ordenes de arriba, que el comic se parezca lo más posible a la serie de televisión, flashbacks de la isla y la introducción de Diggle incluida. Pero tambien ha introducido unos nuevos heroes y villanos que no me acaban de convencer.

Vale, esto de los clanes con sus armas totémicas no ha sido la mejor idea de Lemire, pero las hemos visto peores en el New52

Lemire ha introducido una historia – en mi opinión algo desquiciada para el personaje – en la que se nos descubre la existencia de Los Outsiders, una sociedad secreta que existe desde hace generaciones y que está formada por varios clanes reunido cada uno de ellos a un arma mística. El clan de la espada (al que pertenece Katana) el clan del hacha (al que pertenece Butcher), el del escudo, la lanza, el puño… y la Flecha. Robert Queen debía ser el líder de este último clan, pero fue asesinado por su socio Simon Lacroix, quien ocupo su lugar como líder del clan bajo el alias de Komodo. Oliver se interpuso en sus planes, Komodo trato de destruirle y entre unas cosas y otras Oliver descubrió que su padre no había muerto… y que a los lectores medio veteranos su cara les resultaba demasiado familiar.

No conozco personalmente al señor Lemire, pero me atrevería a decir que en esta escena hay un doble mensaje muy evidente…

Sí, la imagen lo deja bastante claro: rubio, mediana edad, con una perilla estilo “Van Dyke” y además un gran arquero. Ese aspecto tan familiar podría ser solo superficial, un pequeño guiño de Lemire, pero la cosa no se quedo ahí. También se descubrió que este Queen había mantenido en el pasado una relación sentimental con una arquera japonesa, cuyo cuerpo estaba adornado con el tatuaje de un gran dragón, llamada Shado y que fruto de esta relación había nacido una hija… ¡Robert Queen es el Green Arrow de Mike Grell! (encima en el universo Pre-New52 el hijo de Ollie y Shado se llamaba precisamente Robert) Lemire les ha colado a DC al autentico Oliver Queen, aunque sea “disfrazado” de su padre, lo que casi vendría a convertir al niñato que ha protagonizado la serie estos últimos años en una versión de Connor Hawke… Lo triste es el tener tan claro que esta saga terminara con el sacrificio de Robert y que no lo volveremos a ver por la serie.

Alguien se ha debido leer la etapa de Mike Grell para documentarse a la hora de escribir esta serie…

Aunque más triste es haber llegado a un punto como lector en el que los pequeños guiños como este consiguen emocionarme tanto como para escribir un artículo… Igual debería pasar de todo y releerme la etapa de O’Neill o la de Grell y  hacer como que estos últimos años no han sido reales…

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