Mike Baron había dejado la serie de Flash con Wally arruinado por las malas inversiones (debiendo una pasta indecentísima) y Vandal Savage repartiendo por la calle una droga que provocaba supervelocidad en la gente a costa de consumirla físicamente. Tras un baile de editores, la cosa estabiliza finalmente con la llegada de Brian Augustyn, el que será el «jefe» de Flash durante los siguientes diez años, y que englobará las etapas de Mark Waid más tarde y Messner-Loebs en un principio.
La etapa empieza con un Messner-Loebs que enseguida se pone manos a la obra y retira como novia oficial a Tina McGee; la mujer decide irse a vivir con su exmarido para que se recupere del «accidente genético» y tratar de reconstruir su matrimonio; durante esta etapa no vamos a tener nunca una «novia fija», y aunque a este Flash no le sobrarán intereses románticos, el que una supermodelo llamada Connie sea la «novia oficial» durante bastantes números no asegura absolutamente nada cuando a cada número parece que va a aparecer una periodista coreana a hacerle carantoñas (o a cagarse en sus muertos).
Sin embargo, el que Baron dejara a Wally en la ruina obligaba a Loebs a preocuparse por solucionar la situación cuanto antes, con lo que al poco de empezar su etapa Flash recibe la visita de Chunk, que se ofrece a salucionar con un cheque todos sus problemas de dinero; es en ese momento cuando Chunk se convierte en uno de los mejores amigos de Wally, y vemos así como el sobrino de Barry Allen es un firme creyente en las segundas oportunidades, un tema que veremos mucho en la etapa de Messner-Loebs; Wally, aun cuando vivió la etapa más oscura de los 90, siempre fue un personaje mucho más optimista que Barry y que creía en la gente. De ahí su «nobody dies», su no darse por vencido jamás.
Tras solucionar todas las tramas pendientes de la etapa anterior, la serie llega al que seguramente sea uno de los mejores números de esta etapa, el 19, cuando Wally es invitado a una reunión de los antiguos enemigos de Barry Allen, los Rogues. Cualquier otro pensaría que estábamos a punto de ver un enfrentamiento de Wally contra todos los enemigos de Barry a la vez, pero nada más lejos de la verdad… Porque cuando Flash llega a la reunión vestido de calle, se encuentra que la invitación era una broma de Trickster, que no pensaba que él fuera aceptar. Los rogues lo acogen como a uno más, afirmando que ellos odiaban a Barry y no a él, y la cosa acaba en una buena juerga. Para el número siguiente, Wally y otro de los rogues, Pied Piper, se hacen amigos…
Con el crossover de Invasión, Flash va a defender Cuba de la alianza alienígena que pretende invadir la Tierra, y allí conoce a Fidel Castro y hasta su madre se hace íntima amiga de él; una cosa esta clara, Flash era una serie en la que podía pasar cualquier cosa, y Wally era un tío que no le negaba la ayuda a nadie. También por aquella época Wally se une a la Liga de la Justicia Europa para ganar un poco de dinero y salir de sus dificultades económicas, circunstancia que aprovechará su madre para usar el Boom tunel de la JLI para… Eh… ¿Salir de compras por París?
Tras Invasión, Wally pierde sus poderes y el matrimonio McGee trata de ayudarle. Sin embargo, el experimento mediante el que tratan de curarlo sale mal, y Wally acaba amnésico y totalmente loco y con las espinas de los cactus de medio desierto clavadas por todo su el cuerpo. La aparición del «monstruo puercoespín» no le hace gracia a los habitantes de la zona, por lo que los sheriffs de los alrededores se juntan para darle caza, para lo que contratarán para capturarlo al Capitán Frio, que ahora trabaja como cazarrecompensas. Es durante esta historia cuando hace su primera aparición cierta periodista llamada Linda Park, alguien que tendrá más de un roce con Wally…
La dinámica de la serie durante esa etapa ya queda más o menos establecida, Wally es tan buena gente que es imposible que no haga amigos entre los antiguos enemigos de Barry, con lo que para cuando es raptado por la Tortuga, una legión de amigos y exvillanos de Flash se echa a la calle para encontrarlo. Es como si Spiderman fuera secuestrado por los Skrulls y los Seis Siniestros se lanzaran a buscarlo como fuera, ¡y es que Wally estaba hecho de una pasta especial!
Para cuando Messner-Loebs finaliza su etapa, la serie tiene un montón de secundarios y poca gente cuestiona a Wally como el legítimo Flash. Tan bien ha salido la jugada, que en DC empiezan a pensar que los héroes de la edad de plata ya estan viejos y algunos de ellos necesitan un relevo. Pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión, porque aquí sólo hablamos del bueno de Wally y su nuevo guionista, Mark Waid.