A finales de 1983, cuando Alan Moore empezó a trabajar para DC con su primer número de Swamp Thing, Warlod era un cómic que estaba de capa caida. Lejos ya de la etapa de su creador Mike Grell, la serie había perdido todo gran parte de su tirón comercial y en este número 77 Cary Burkett y un Dan Jurgens novato no acababan de conseguir retener lectores.
La portada de Jurgens no es gran cosa en absoluto, como decía antes el hombre era novato y tiene problemas de anatomía en una pose que parece demasiado forzada.
La historia empieza con Shakira (no, no ESA Shakira), una mujer que se transforma en gato y está intentando rescatar de su prisión a un tal Ashir. La cosa le sale mal y es descubierta por los guardias, pero no hay ningún problema que no pueda solucionar el tener a un colega enorme agazapado sobre un árbol, sobre todo si se llama algo parecido a Scarhart El Salvaje. Poco después y una vez ya han conseguido despistar a los guardias, Ashir les cuenta que es rey de Kaambuka en el exilio y que fueron atacados y esclavizados por sus captores (los hombres bestia atlanteanos), los cuales usaban armamento avanzadísimo que nunca había visto en su vida.
Mientras tanto, el señor mayor semidesnudo que protagoniza esta serie, Travis Morgan/Warlord, esta retozando con su parienta, la reina Tara de Shamballah (también en el exilio) cuando son interrumpidos por Graemore, un clónico de Íñigo Montoya. El hombre les trae noticias sobre como va el tema de los shamballianos capturados por el enemigo durante la invasión que les ha echado de su propia casa, pero a Warlord parece preocuparle más el que le haya desaparecido un cassette de su cinturón, cosa que provoca que sospeche de Graemore (recordad, en 1983 una cinta era altísima tecnología).
¡Que bonito es el amor!
Shakira y Ashir no tardan en encontrarse a un guardia de Shamballah que, tras un pequeño malentendido, los lleva al campamento de Warlord. Allí empiezan a hacer planes para atacar las caravanas de esclavos enemigas y rescatar a sus ciudadanos; Morgan le pide a su esposa que se quede en el campamento mientras el dirige el rescate, pero Tara se niega en redondo a dejar a su marido solo con la furcia de la Shakira (porque por lo visto la Shakira es un putón verbenero).
En Skartaris, el mundo subterraneo, nadie tiene dinero para ropa, ni siquiera la reina.
Pronto y con la ayuda de Shakira, rescatan a los prisioneros y capturan un barco esclavista del enemigo, poniendo rumbo hacia una extraña cueva llena de armas futuristas que Travis Morgan descubrió el número anterior. El número acaba con los protagonistas bautizando al barco como el «Wind Shadow». Y poco más.
Shakira meneando la cadera.
El número 77 de Warlord es soso, pero no llega a ser malo. De hecho, esperaba algo más mediocre, con lo que creo que nos podemos dar con un canto en los dientes. La historia no avanza gran cosa, los únicos personajes que quedan un poco retratados son Shakira, Ashir y Tara un poco en menor medida. Los demás cumplen con su estereotipo, y tampoco es que se le pueda pedir mucho más a una serie como esta basada en el «continuará».
Los derechos de Warlord son de DC, aunque a toro pasado parece criminal que no pertenezcan a su creador Mike Grell, seguramente es su trabajo más personal y la serie nunca ha conseguido levantar cabeza sin él. Cary Burkett seguiría guionizando Warlord hasta el número 99, tras el que dejaría el mundo del cómic para dedicarse en exclusiva a la radio. De Dan Jurgens no hay mucho más que decir, años después se convirtió en uno de los autores estrella de DC matando a Superman y orquestando crossovers como Zero Hour. Más tarde llevaría a cabo etapas para Marvel en Spiderman, Thor y Captain America para acabar volviendo a DC con su personaje Booster Gold y más recientemente en New52 ha vuelto otra vez a Superman.
La semana que viene nos toca Gil Kane y el número 551 de Action Comics, que espero que sea bastante mejor que el otro cómic de Superman que se publicó aquel mes.