El día en que Alan Moore salvó a DC (XIV): The Flash #329

Cuando Alan Moore empezó a trabajar en Swamp Thing allá por octubre de 1983, las desventuras del pobre Alec Holland no eran las únicas historias de horror que publicaba la compañía. Hay muchos tipos de horror, y el cómic que vamos a recordar esta semana tiene pinta de ser uno de ellos… El Siniestro Secreto de Simio e Hijo:

Aviso: No sale esto dentro del cómic.

En la portada de Carmine Infantino ya vemos que nos espera otra pelea de Gorilla Grodd contra Flash. Por aquellos tiempos, Barry Allen todavía no había muerto y, como buen sosoman, la serie aburría a las ovejas. El guionista editor que nos toca esta semana era un tipo que nos demuestra que lo de editar tus propias historias no debía ser una recompensa por el buen trabajo realizado, si no algo que te daban por ahorrarse el sueldo del supuesto editor. Porque no me puedo explicar como un revientateclas como Cary Bates, que como Shooter llevaba trabajando para DC desde la adolescencia con resultados bastante peores, había conseguido llegar a tener ese status siendo uno de los peores guionistas de la compañía. Y a su Capitán Atom me remito…

Macarras setenteros: Pocas cosas hay más casposas, y si les acompaña un gorila que habla, peor todavía.

La cosa empieza con un pobre hombre que es atacado por unos macarras vestidos de la forma más despreciable posible, mezclando la estetica de chapero de los 70 con las gorras de neonazi, unos angelitos. Dos policias corren a socorrer al pobre hombre, pero el tipo en cuestión se descubre que no estaba tan desamparado y que en realidad era nada más y nada menos que Gorilla Grodd, que en realidad es el jefe de los macarras estos y todo era una emboscada para robarles el coche a los pobres maderos. Que ganas de complicarse la vida, ¡con lo fácil que es hacer eso en el GTA!

 ¿No les odias cuando van por la vida de club super exclusivo?

Mientras tanto, la pertenencia de Flash a la Liga de la Justicia esta siendo sometida a votación. Por lo visto, después de cargarse a Iris West, el Profesor Zoom intentó cargarse a la nueva prometida de Barry, y el pobre velocista escarlata no tuvo más remedio que cargárselo para evitar males mayores. No voy a entrar a criticar esa historia (sería injusto porque se supone que sólo estoy criticando este número) pero dejémoslo en que la historia tiene tela, y a pesar de que la JLA decide no expulsarlo a la espera del juicio por asesinato que tiene pendiente, Barry duda de ser digno de volver al grupo.

Será el hombre más rápido del mundo, pero el conejo verde va por delante.

A todo esto, juicio por el asesinato del Profesor Zoom lo esta petando en la tele, y los periodistas se preguntan quien podrá ser el abogado de Flash. Hay que tener en cuenta que en aquel momento Barry Allen estaba oficialmente muerto y al que se juzgaba era sólo a Flash. Sin embargo, nuestro héroe ya tiene más o menos decidido que su abogado será un amigo de la universidad, y justo iba a hacerle una visita cuando se lo encuentra sin frenos en una autopista:

El muy pardillo compartió habitación con el durante la universidad y aun así no lo reconoce con la máscara puesta…

La televisión sigue hablando del tema, y ahora cubre la historia de un expandillero salvado por Flash que ahora intenta reunir dinero para su defensa en el juicio. Lamentablemente, cuando se dan la vuelta las cámaras, aparece uno de sus excompañeros de banda, que lo lleva junto a su nuevo jefe, Gorilla Grodd:

¡Míralo, si es igualico a Jesús Gil! 

Por lo visto el supermono ha decidido usar al chaval, Angelo Torres, como su herramienta para crear «gran dolor y sufrimiento» a su archienemigo, Flash. El niño dice que no, pero visto como intentaban ahogarlo en las viñetas anteriores, tiene pinta de que lo torturan hasta decir que sí.

En realidad esta loca sólo porque la dejaron plantada en el altar. Y no es coña.

Los padres de Barry visitan a su prometida, Fiona, que esta internada en un psiquiátrico. Supongo que la cosa tendrá que ver con el Profesor Zoom y el trauma de la desaparición de Barry justo el día de su boda. Ellos le regalan una foto del mozo, pero la tía se vuelve loca y se lía a cabezazos con ella. Empiezo a preguntarme de que cuernos va esta historia… Ah, y los compañeros de trabajo de Barry han encontrado su anillo de Flash.

 «-Niño, ¿qué haces con todos esos plátanos? -Es que me ha poseido Gorilla Grodd. – Ah vale, eso lo explica todo…»

Angelo, el crio que ha secuestrado Gorilla Grodd para sus malvados planes, llega a casa con un montón de platanos a cuestas. Su madre le pregunta donde cuernos estan la leche y los huevos, y el niño ahora es malote y le dice que la podría destrozar, pero que le perdona la vida. Por lo visto Grodd le ha dado parte de sus poderes a cambio de meterse en su cabeza, y lo controla mentalmente.

«-Oh, Dios, ¿por qué yo? -¿Porque eres un asesino de mierda, tal vez?» 

El número acaba con Flash despidiendose de su nuevo abogado (que le acaba de dejar vivir en una mansión que ni Tony Stark) y aún así escribiendo a supervelocidad en el suelo las palabras «¿Por qué yo?», quejándose a Dios de que le haga sufrir tanto.

Todo es de DC, y con su pan que se lo coman todo… 

Pues… No se que pensar de este comic. He leido historias bastante peores de Cary Bates y aunque la narración es bastante confusa tampoco veo justo lapidar a un cómic cuando supuestamente no sabes de que va ni la mitad de la historia. La portada es totalmente mentirosa, porque no hay ningún enfrentamiento con Grodd, pero eso no es nada a lo que no estuvieramos acostumbrados ya por aquel entonces. Es más, el hecho de que el cómic no te cuente casi nada (se podría resumir en Flash contrata a un abogado y Gorilla Grodd prepara a un crío para atacarle) es algo que tristemente es muy habitual hoy en día, con Bendis y compañía escribiendo números que tienen un par de chistes y un desarrollo mínimo de la trama. La historia que trata de contar Cary Bates es ambiciosa y muy larga (dura unos treinta números, hasta la cancelación de la serie), y la mayor parte de los personajes que aparecen aquí ya han aparecido en otros números, cosa que asegura que la historia estaba más o menos pensada desde un principio; pero al estar llena de giros absurdos la mar de truculentos que tienen como única intención vender la serie como sea, todo lo bueno que pueda tener la historia se va por el retrete de las buenas intenciones. Tras haber leído toda la saga, os puedo asegurar que este número 329, con todos sus esperpentos de Grodd Jesús Gil, el niño comeplatanos o el arranque emo de Barry Allen, es mejor que lo que esta por venir. Los giros de los números posteriores son un manual del esperpento digno de Falcon Crest, con operaciones de cirugía plástica, deus ex machina a porrillo, subtramas absurdas de malos que joden porque son malos y se liquidan de una viñeta para otra… Si le sumamos a esto que Barry Allen sí que es culpable del asesinato del Profesor Zoom y por lo tanto es un asesino, leer estos comics de Cary Bates acaba destrozando completamente la imagen de aquel Barry Allen que moría en Crisis para salvar el universo. Mi recomendación es pasar a leerse directamente el volumen 2 de la serie y huir como de la peste del Flash de Cary Bates.

La semana que viene, el número 10 de Omega Men. Con Lobo antes de ser Lobo.

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