El día en que Alan Moore salvó a DC (XIII): The New Teen Titans #38

¡1983! A DC le quedan dos años para las Crisis que empezarán a socavar su universo y Marvel sigue aplastando en ventas. Pero en Octubre de ese año un inglés vino a DC y la cambió para siempre… Para celebrar ese mes, en esta serie de artículos vamos a repasar como era la DC de entonces, y esta semana vamos a repasar todo un clásico de la compañía, el número 38 de los Nuevos Titanes:

Bienvenidos a una historia de llorar. De Donna Troy llorando.

La portada de George Pérez llama la atención porque no esta coloreada con la cuatricomía habitual, esta pintada. Wolfman y Pérez, los autores del cómic, eran las estrellas de la compañía en ese momento y se les permitía que hicieran más o menos lo que buenamente querían (después de todo los titanes era la única serie de la editorial que se colaba entre los primeros puestos de ventas). Hay una pregunta clara en la portada que resume toda la historia; ¿quién es Donna Troy?

Yo supongo que la idea era hacer una historia de detectives, pero les ha quedado un dramón de los de Antena 3 el domingo a la tarde…

La presentación es muy peliculera y espectacular para aquellos tiempos, hay que tener en cuenta que números como este, autoconclusivos, son ideales para introducir nuevos lectores. La historia, como decía antes, es lo que prometen en la portada: quién es Donna Troy, Wonder Girl, porque el personaje había pasado de ser Wonder Woman de cría a ser su hermana a ser… Ya no se sabía que, porque la pobre Donna tenía un pasado un tanto indefinido y por aquel entonces se hablaba de ella como una pobre huerfana rescatada por Wonder Woman. Como esto no dejaba de ser un origen un tanto superficial, Wolfman decide ponerse manos a la obra y poner a Robin (Dick Grayson, este sí que es Robin) a solucionar las dudas sobre su origen. Vamos a ver…

No se puede tomar en serio a un detective que va por ahi con las piernas al aire. Canario Negro por lo menos lleva unas medias, joder…

Este es Terry Long, y es una Mary Sue. Mary Sue, para los que no conozcan el termino, suele ser un personaje que actua como avatar del autor, tiende a follarse a la buenorra de la serie y convertirse en el gran héroe de la historia. El caso de Terry es más leve, sólo es un señor de mediana edad sin poderes que se acaba casando con Donna Troy, la tia buena titular de la serie (con permiso se Starfire). Wolfman y Pérez estan enamorados de Donna, asi que sumad dos y dos… El caso es que Terry le pide a Robin que investigue de donde carajo viene Donna Troy (¿véis como es el avatar de Wolfman?) y Dick se pregunta a si mismo por qué no se le ha ocurrido investigarlo antes… Ya. Y a mí…

En realidad Wolfman no tenía ni puta idea de dónde había salido su mini Wonder Woman, y por eso nadie se había preocupado por investigarlo…

Donna le cuenta no recordar nada antes del incendio en el que la encontro Wonder Woman, y como nuestra amazona favorita la adoptó legalmente y se la llevo a Isla Paraíso. Allí la educaron como una más y hasta le dieron poderes… Y hasta hoy, que ha abandonado a sus hermanas y se va a casar con un profesor universitario pelirrojo.

Ahí, justificándole a los lectores que la niña se líe con Marv Wolf… Digooo Terry Long.

Dick y Donna deciden ir a echar un vistazo a las ruinas de la casa incendiada donde fue encontrada por Wonder Woman. Por lo visto, más de diez años después, las ruinas de la casa siguen en su sitio. Algo impensable hace unos tres o cuatro años, pero con el estallido de la burbuja inmobiliaria es un pelín lógico. De todas formas, Robin se mete a investigar y descubre una muñeca en un compartimento secreto que «llena de inexplicable felicidad» a Donna. Y no, la muñeca no vibra, malpensados.

¡Todo el mundo quiere a Donna! ¿Véis como Wolfman esta colao de ella?

Una investigación a fondo de la muñeca descubre un par de mensajes; los restos de una frase «Mi Nombre es Donna» (para lo cual necesita usar su superordenador, que busca todas las palabras posibles con las letras que tiene… Este detective muy listo no es, no) y otro mensaje grabado en el brazo de la muñeca: «del tío Max de Mystic Mt. Newport News», que resulta ser un juguetero que reparaba juguetes gratis para un orfanato.

Robin a la sombra de Batman. Es lógico que se recuerde tanto al «padre» de Dick siendo como es la historia sobre padres e hijos, pero se pasan un poco…

El orfanato fue cerrado por esclavitud infantil, un escándalo de venta de niños y vete tu a saber que cosas. La cuestión es que por mucho que Dick trata de hablar con los implicados, todos estan muertos o desaparecidos, excepto una anciana que ahora vive en un asilo… Asi que Robin llama a Donna para hablar con la anciana, que por lo visto lleva años en plan senil sin decir nada coherente. Sin embargo, al ver la muñeca, recupera su sesera por completo y empieza a contar como la madre de Donna tenía cáncer, como la tuvo que abandonar con esa muñeca, como a Donna la adoptó el matrimonio que murió en el incendio…

¿Que cuernos hace esta tía vestida de animadora en mitad de un asilo? ¿Es que quiere que le de un infarto a todos los internos?

Contentos por saber algo sobre su pasado, Dick y Donna se van a Virginia (debo de ser muy idiota, no pillo el porqué o dónde en el cómic se mencione Virginia) y allí Donna se encuentra a una de los Stacey, Fay. Resulta que Carl Stacey murió en un accidente y Fay no podía criar sola a Donna, asi que siguiendo el consejo del abogado del orfanato decidió abandonarla para que pudieran criarla otros padres, que resultaron ser unos cabrones (esta chica no gana para desgracias) y que son los que murieron en el incendio.

¡Así tenías que haber ido vestida al asilo! El vestuario de esta chica no tiene término medio, o va de animadora o de señorita Rottenmayer…

Fay esta casada con otro hombre y tiene su propia familia, pero no se cortan un pelo en «adoptar» a Donna. Sin embargo, Dick es ahijado de Batman, y si hay algo que corre por la sangre de los Wayne, es sed de justicia. Robin no se corta un pelo y, mientras Donna vive en una nube de felicidad, se larga a la carcel a investigar lo de los padres cabrones.

Yo quiero a este Robin interrogando al Joker de Heath Ledger, lo que nos íbamos a reir…

Por lo visto esos padres cabrones eran cabrones a secas y estaban envueltos en el caso de venta de niños; el abogado del orfanato los usaba como intermediarios para poder venderlos a terceras personas. La pregunta es, ¿que hacían las parejas cabronas cuando les preguntaban dónde estaba el crío? ¿Provocaron el incendio para fingir la muerte de la pareja y de la propia niña? Nada de eso responde el cómic, que deja claro que los cabrones nunca adoptaron legalmente a Donna, con lo que el abogado cabrón se llevó a Donna y la debió de hacer «desaparecer». Es bastante siniestro que un niño desaparezca y nadie diga nada (Fay supuestamente estaba demasiado traumatizada como para querer volver a ver a Donna, a pesar de que la quisiera tanto) pero supongo que en un mundo en el que hay monjas robaniños todo es posible.

Si Donna ahora es una llorona, imagináos lo que lloraría la tía si supiera lo que le iba a pasar en los próximos treinta años…

El cómic acaba con Donna ante la tumba de su madre, feliz por haberse reencontrado con su pasado… Y yo me quedo como estaba. El cómic no es gran cosa, pero supongo que la carga emotiva que llevaba (Wolfman esta enamoradísimo de Donna, y trata que el lector también lo este) fue la que provocó que este cómic estuviera tan sobrevalorado. Por lo que he leido de los Nuevos Titanes, la serie tiene mejores momentos que este, pero al ser un número único, acaba siendo el ejemplo más sencillo de las virtudes de los Titanes de aquellos tiempos.

Todo todito es de DC, incluidos los desbarajustes posteriores sobre el pasado de Donna.

Después de Crisis el propio George Pérez haría que Wonder Woman apareciera en el mundo de los hombres en la «actualidad», haciendo imposible que fuera la rescatadora de Donna Troy unos diez años antes. Así, Wolfman tuvo que inventarse otro cambio de origen y la cosa se lió más todavía al mezclar a los titanes mitológicos en el ajo. Unos dos o tres años después llegó Zero Hour, las «softCrisis» de Jurgens, y el personaje fue dando bandazos de continuidad durante los años siguientes hasta convertirse en el símbolo de las chapuzas de DC cada vez que le da al botón de reset de su universo. Tras New 52 Donna no aparece por ningún lado, convirtiéndose junto a Wally West en un recordatorio de todo lo que esta haciendo mal la DC Comics de Dan Didio.

La semana que viene toca Flash 329, donde descubriremos que Barry Allen esta mejor muerto y el concepto de «escritor-editor» no siempre es buena idea…

Suscribirse
Notifícame de
guest

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

0 Comments
Inline Feedbacks
Ver todos los comentarios