(Si quieres saber de que va esta serie de artículos, pásate por aquí)
La semana pasada habíamos hablado del Batman 367, número en el que Posion Ivy usaba sus plantas para comerle el tarro a un montón de ejecutivos de la Fundación Wayne. La cosa no le había salido del todo bien, porque Batman y Jason Todd (todavía no había heredado el nombre de Robin) habían interrumpido la operación y capturado a su cómplice, un científico loco que la ayudaba a crear un ejército de hombres planta. Sin embargo, Ivy había conseguido escapar y su perversa influencia sobre los ejecutivos seguía en marcha…
Los autores vuelven a ser Doug Moench al guión y Alfredo Alcalá al dibujo acompañado de Gene Colan, con lo que más o menos volvemos un poco a lo de la semana pasada. El Detective Comics 534 empieza con uno de los ejecutivos manipulado por Poison Ivy regando la planta que ella le regaló en el número anterior. La planta empieza a liberar unas esporas…
El primer cómic que vemos en esta serie que acredita al creador del personaje…
Los ejecutivos salen como zombis a la llamada de su ama, y se largan hasta la casa del Callejón del Crimen que se cargaron Batman y Rob… Jason en el último número. Mientras tanto, Bruce Wayne trata de convencer a Gordon de que el cómplice de Poison Ivy debe seguir encerrado y que ella planea algo terrible. El comisario no ve bien esto de detener a un hombre sin tener pruebas:
Batman sigue sin saber por dónde tirar. El cómplice de Poison Ivy sigue sin querer contar cuales eran sus planes, los ejecutivos que han desaparecido han desviado dinero de la empresa a cuentas suizas que ha sido recuperado facilmente; Ivy ya había intentado el mismo plan unos meses antes. No da la impresión de que la cosa tenga mucho sentido, y Batman esta convencido de que hay algo más. Si no consigue algo sólido contra Ivy, su cómplice quedará en libertad al día siguiente.
A Poison Ivy se le ha ido la cabeza del todo, y esta usando a los cinco ejecutivos para darles cerebro a sus hombres planta. Digo yo que sería mejor para ella que siguieran siendo unos esclavos descerebrados, pero ahora son esclavos con cerebro. Mala idea.
Batman se da cuenta de que Ivy se cargó su laboratorio demasiado rápido, y deduce que ella debió de hacerlo aposta para ocultar algo. Jason y él deciden darse una vuelta por allí, y descubren el laboratorio secreto de Ivy:
Allí se cumple el tópico, el villano toma de rehen a Robin (paso de llamarlo Jason, haberse buscado un nombre) y empieza a contar su plan; la muy perturbada quiere extender sus plantas bajo todo Gotham, que vayan minando los cimientos de todos los edificios hasta cargarselos desde abajo y así poder saquear la ciudad destruida a placer.
Batman se enfrenta a sus cosos planta, o Fantasmas Verdes como los llama ahora, y mientras tanto Ivy disfruta del espectáculo sin fijarse en que Robin esta apañándoselas para liberarse y empieza a cascarle a la plantababosa, a la que consigue reducir con su propia cuerda de espinas:
Robin fuerza a Ivy a hacer que sus hombres plantas paren de cascarle a Batman, y aunque ella no acaba de creerselo, acaba cediendo porque Robin no se corta un pelo a la hora de apretar. Más tarde, Batman perdonará el comportamiento de Robin porque intentaba salvar su propia vida, dando por supuesto que todo era un acto desesperado… Je, je, je…
En general los dos cómics estan bastante bien, la historia es interesante y aunque la resolución final sea un poco atropellada, es agradable de leer y es un buen cómic para la época. La DC de aquellos tiempos, si no hubiera llegado Alan Moore, tenía en el trabajo de Moench un buen ejemplo a seguir. Hoy en día Bruce Wayne sigue siendo Batman, mientras que Jason Todd moriría asesinado por el Joker, resucitaría transformado en un villano porque Superboy Prime le pegó un puñetazo a la pared de la realidad y acabaría fornicándose a la Starfire descerebrada de Scott Lobdell.
Este Detective Comics si acredita a Bob Kane como creador del personaje, pero lo hace casi más como una costumbre dentro de una serie que se paso decadas realizada por él (o más bien por sus negros) que por otra cosa. Obviamente, todo lo demás es de DC Comics.
La semana que viene toca otro de los buenos, un número 38 de los Nuevos Titanes que, aparte de tener al verdadero Robin, seguramente nos demuestre una vez más que esta serie no es sólo una excusa para poner a parir a DC por lo mal que ha tratado a Alan Moore, si no un pequeño repaso de como eran realmente los cómics de DC en aquel octube del 83.