Aquí estamos otra vez repasando todos los cómics que sacó DC al mercado el mismo mes en el que Alan Moore empezó a trabajar para ellos, provocando el amor incondicional de gente como Jason Aaron y su odio más extremo 30 años después. Pero ya sabemos como son los barbudos despechados… No me alargo más, que hoy nos toca el Static Shock de los 80, Firestorm:
El número 19 de Fury of Firestorm: The Nuclear Man tiene una portada de Ed Hannigan, el cocreador de Capa y Puñal. Lo de dentro esta escrito por Gerry Conway y dibujado por Gene Colan, no hagáis caso a los créditos de la portada que son tan mentirosos como un abogado de la Warner. El caso es que la portada de marras nos muestra al héroe principal acojonado por la aparición de un tío planta llamado Goldenrod. Eso me suena al tipo de aparato que te pide como regalo de cumpleaños una tía excesivamente salida, pero bueno…
La historia empieza con un viejo guardia que sueña con su retiro en pocos días, cuando se vaya a Florida a pasar sus años dorados. Jubilación, eso que hicieron nuestros abuelos y nosotros no conoceremos. El caso es que es atacado por un señor planta (Goldenrod) que se lo carga. Malditos sean todos los escritores cabrones que te sacan siempre a un tio a punto de jubilarse sólo para que se lo cargue el malo, ¡dejad de jugar con nuestros sentimientos! ¡Fijo que trabajan para las aseguradoras!
Bueno, aquí tenemos a Firestorm, aka Ronnie Raymond, aka Profesor Stein. Es un personaje creado a finales de los 70 por Gerry Conway y Al Milgrom, que tuvo serie propia sin comerlo ni beberlo y que fue cancelada durante la gran implosión de la editorial por la misma época. Unos años después, DC abre esta Fury of Firestorm, tratando de conseguir como sea colar a su propio héroe adolescente (su Spiderman) en los kioskos. Hay que decir que DC ya había conseguido gran éxito con los Nuevos Titanes, y creían que Firestorm podía repetir ese éxito si se le daba la suficiente importancia, con lo que lo metieron en la Liga de la Justicia y poco menos que lo convirtieron en el protagonista de Crisis. eso no suele funcionar muy bien, porque le pasó lo que al perro Poochie de los Simpsons y poca gente se acuerda de él hoy en día, pese a que lo hayan estado recuperando constantemente a lo largo de los últimos años. Pero es que, joder, sólo hay que ver el traje que lleva para darse cuenta de que es un personaje que no va a ninguna parte.
La gente no le toma en serio a Firestorm. No me extraña, con esas pintas… El caso es que parece ser que la policia ha encontrado el cadaver del señor mayor del principio, y el Goldenrod ese parecía bastante interesado en un archivo de una de las oficinas. La pregunta es, si sólo le interesaba ese archivo, ¿a santo de que mató al pobre jubilado?
Firestorm decide buscar el nombre del archivo ese, Ollins Medical Lab, en la guía. Pero como no tiene guías telefónicas en su casa ni internet, tiene que mirarlo en un teléfono público, y de ahí que el merluzo de la imagen le diga que ésa es su guía, que es su barrio y todas esas gilipolleces que usan como excusa los macarras de las pelis para darle de leches a alguien.
Pero claro, Firestorm será un papanatas, pero es megahiperpoderoso de la muerte. Le pasa un poco como al Hombre Molécula en Marvel, puede convertir cualquier cosa en lo que le de la gana y en vez de hacerse rico montando una fábrica de LOQUESEATELADEBARATO se dedica a dar pena y ser tonto redondo.
Firestorm se lleva la guía y una vez consultada la tira al suelo, con lo que cae sobre un tejado sobre el que una pareja estaba enrollándose, que considera la caida de una guía de teléfonos una señal divina de que deben de parar de hacerlo. Me pregunto que habrían hecho si les llegan a tirar una revista porno…
En los laboratorios Ollins Firestorm se encuentra por fín con Goldenrod, y tras una pelea en la que Firestorm demuestra no tener ni idea de como manejar sus poderes (transforma una silla en una trampa para ratas gigante, este tío es tonto a matar) el malvado villano huye y nuestro atontado héroe descubre que todo el asunto gira alrededor de un antialérgenico de esos que salió mal.
El profesor Stein, que es uno de esos Científicos Expertos en Todo, se da cuenta de que en todo esto estaba mezclado un tal Bonwit, con lo que Firestorm va corriendo a casa del tipo en cuestión a pedir respuestas. Sin embargo, el tío esta moribundo y con las mismas heridas que el jubilado del principio de la historia. Resulta que la droga esa que se habían inventado la probaron con un tal Fred DelMar, pero el sujeto en cuestión se murió… O no.
Fred se excusa por haber matado al vigilante afirmando que ésa era la única forma de llegar hasta Bonwit, y que ahora tiene que matar a Firestorm… ¿Porque las voces le dicen que lo haga? El caso es que se pegan, pero Firestorm no quiere hacerle daño.
Repito, no quiere hacerle daño.
«Si he hecho lo correcto, ¿por qué me siento tan mal?» ¡Porque no has hecho lo correcto! ¡Porque de buenas a primeras le has soltado un rayo nuclear en toda la jeta que lo ha hecho papilla radioactiva! ¡Animal! ¡Para gentuza como tu se creo el acta de registro de superhéroes y el proyecto OMAC! ¡A la cárcel tenías que ir!
Jim Shooter le habría plantado a Lilandra en la puerta de su casa en el próximo número. Y Firestorm no habría durado ni tres meses más.
Sin haber leido el resto de la serie de Firestorm, sólo puedo decir que esta historia no tiene mucho sentido; el asesino afirma no querer quitar vidas pero mata sin razón a un guardia de seguridad que ni le había visto, el protagonista es medio omnipotente y es incapaz de atar o detener de ninguna forma a un tio cuyos poderes son dar alergia y atacarte con ramas… ¡Y encima el muy abusón se atreve a decir que no tuvo otra salida que volatilizarlo! ¡Pues bien que Batman se pega con Poison Ivy día si día no y nunca «ha tenido otra salida»!
Firestorm llegó hasta los ciento y pico números tuvo como un par de «reencarnaciones», para que en el new52 estuviera formado por Ronnie Raymond (otra vez) y Jason Rusch, su compañero de instituto. Creo que tienen serie propia, pero no pienso ni molestarme en leerla. Llamadlo un presentimiento.
El que el mismo mes en el que Alan Moore llega a La Cosa del Pantano aparezca un villano «florónico» en Firestorm es pura coincidencia, pero una cosa tengo bien clara: si DC quería estar a la altura de la competencia, sus editores tenían que dejar de aceptar semejante basura de guiones.
La semana que viene nos toca Firestorm otra vez, porque nos adentraremos en el apasionante mundo del número 222 de Justice League of América, en el que espero que Gerry Conway se lo haya currado bastante más (que no lo hizo, porque esa serie fue insoportable hasta la llegada de DeMatteis).