Ayer hablábamos aquí del caso de Gary Friedrich contra Marvel/Disney. Es verdad que en este caso se han ido a juntar un autor sin medios de ganarse la vida que vio en el Motorista Fantasma la forma de ganarse una buena jubilación y un abogado muy inútil o muy cabrón con una compañía que ahora que es propiedad de Disney no parece tener piedad. Pero hay muchos otros casos en los que con autores que no han reclamado nada, las editoriales les niegan incluso el derecho al reconocimiento.
Ya cuando empezó esto del comic book las cosas eran así, no era habitual que hubiesen créditos de algún tipo en los comics, llegando la cosa a tal extremo que a día de hoy hay personajes que no sabemos por quien fueron creados, como el Blazing Skull al que mencionábamos ayer. Debió ser alguien que dejo el comic y nunca más le intereso el tema y así nos hemos quedado sin saber su nombre o nombres. Es verdad que había excepciones y en algunos comics, incluso de los años 40 aparecen acreditados sus autores, pero no era algo habitual, más bien parece que era algo que se reservaba para cuando los autores eran famosos o jefazos.
Pero no hay que remontarse tanto tiempo atrás. En 1969, en House of Secrets, una de las series de antología de horror de DC, uno de los personajes hacia un comentario sobre una historia contada por un hombre lobo (Wolfman en el original) Eso al Comics Code no le gusto ya que estaba prohibido mencionar a personajes monstruosos, absurdo pero era así. Desde DC les explicaron a los del Comics Code que se referían al guionista de la historia, Marv Wolfman. El Comics Code les puso como condición para poder publicar ese comic que le acreditasen como guionista para que los lectores supiesen a quien se referían con eso de Wolfman. DC acepto y a continuación el resto de guionistas exigieron el mismo trato. Y es que en aquellos tiempos, recordemos que era 1969, DC no acreditaba a los autores en los comics de terror.
Pero cosas así siguen sucediendo hoy en día, tomemos como ejemplo la reciente película de Green Lantern. El nombre de Green Lantern, los poderes, el anillo, la batería, incluso el juramento, fueron creados por Martin Nodell y Bill Finger cuando dieron vida a Alan Scott. Hal Jordan, Los Guardianes, Oa, los GLCorps, Sinestro, Carol Ferris, Hector Hammond… Todo creado por John Broome y Gil Kane veinte años mas tarde ¿Alguien recuerda haber visto el nombre de alguno de estos autores en los títulos de crédito de la película? ¿No, verdad? Debe ser que se crearon solos y por eso no hace falta acreditar a nadie como su creador.
Sigamos con el personaje de Green Lantern y con alguno más. Este mismo mes se ha estrenado la película de animación Justice League: Doom, en los créditos de inicio solo aparece un lacónico “Based on the DC Comics Characters”. Debe ser que los personajes los creo el aire. Saltamos a los créditos finales con la esperanza de encontrar algo más, y parece que hay suerte. En los créditos finales aparecen acreditados los creadores de Batman, Superman, Wonder Woman, Martian Manhunter, Cyborg y… ¡Bane! ¿Pero quién creo a Green Lantern y a Flash? Pues parece que nadie, se ve que en DC ya no se acuerdan de quienes son John Broome, Gil Kane, Robert Kanigher o Carmine Infantino entre otros. ¿Y cómo es que los creadores de Bane merecen más reconocimiento que los de Flash Y GL? Porque la última vez que lo comprobé, estos eran dos de sus personajes más importantes.
Pero sigamos analizando esta película. Para el preestreno (Si, por lo visto hacen ese tipo de cosas incluso para películas que se estrenan directamente en DVD/Blueray) de la película no han invitado a Mark Waid. Recordemos que esta película es una adaptación de la saga de la “JLA: Torre de Babel” que escribió el propio Waid. Pero en DC parece que no consideran que eso sea suficiente como para invitarle al preestreno o incluirle en los créditos de la película. Supongo que el trabajar ahora para Marvel o los encontronazos que ha tenido con Straczynski han hecho que DC le deje fuera. Que mas dará que este hombre solo sea un antiguo editor de la editorial y responsable de muchos éxitos de la editorial en la pasada década, incluido el comic en el que se basa la película, ahora no es nadie y por lo tanto no merece ni figurar en los créditos.
Y como estos podríamos poner cientos de ejemplos. Incluso hoy en día se ve como muchos autores no se merecen ni el sencillo gesto de poner sus nombres en los créditos de una película basada en sus personajes, incluso cuando en ellos luego meten hasta a los empleados del catering. ¿Pero los autores de comics? Esos no se merecen nada.