España a través de los ojos de Carlos Giménez: Barrio

Volvemos hoy a ver la historia de España a través de uno de los mejores autores de comics con los que contamos en este país, Carlos Giménez. La Guerra Civil termino hace años y el niño que sufrió los maltratos en los colegios de auxilio social en la posguerra ha crecido y regresa a casa. Es en ese punto de la historia, a comienzos de la década de los cincuenta, donde comienza “Barrio”.

 Ya me estoy quedando sin adjetivos para calificar sus obras

El alter-ego de Giménez en estas historias es ya un adolescente de catorce años y por fin ha regresado a su hogar con su madre y sus hermanos, atrás han quedado los duros años narrados en “Paracuellos”. Ahora Giménez se dispone a mostrarnos a través de los ojos de este adolescente como era el Madrid de los años cincuenta. La vida en aquellos tiempos no es que fuese una maravilla, pero comparado con los años anteriores, para el pequeño “Carlines” aquello era la gloria.

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Como decía, la vida en aquellos tiempos no era fácil, la madre de “Carlines” se había visto obligada a alquilar un par de habitaciones de su casa y el pequeño tuvo que ponerse a trabajar de aprendiz en un taller de decoración. La vida era algo dura pero conseguían salir adelante.

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Aunque no para todos era tan sencillo, también podemos ver situaciones tan tristemente de actualidad como la falta de un hogar para muchas familias, problema que se solucionaba a base de construir chabolas y cruzar los dedos para que la Guardia Civil no se las derribase. Y claro, también se dejaban sentir aun las secuela de la guerra, como el día que Carlines descubrió que su padre había sido un “rojo” al salir a la calle con una bolsa con los colores de la república que casi le cuesta un disgusto.

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Las anécdotas sobre los huéspedes que alquilaban las habitaciones de su casa también son una fuente casi inagotable de historias y que casi darían para una serie propia. Todo tipo de personajes peculiares pasaron por esas habitaciones, ancianos con demencia senil, caraduras, “químicos” y gente que tenía que ocultar como eran realmente para no ser perseguidos. Y es que en aquellos tiempos, incluso la posesión de unos simples libros podía ser un delito gravísimo.

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Y así entre anécdotas del día a día vamos conociendo un poco más la vida diario en aquéllos duros tiempos en los que aun era peligroso decir o hacer según qué cosas, hablar de la guerra era un tema tabú y la gente más que vivir sobrevivía. Pero pese a todo salían adelante. Esa es la España que Carlos Giménez nos muestra aquí, tal y como el mismo la vivió y la sintió.

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Por lo que sí, esta es otra de esas obras imprescindibles que hay que tener, y ahora que se acercan las fiestas navideñas nada mejor que regalar o auto regalarse alguno de sus comics. Que no es que vaya a comisión de las editoriales ni nada así, es puro egoísmo, si sus obras se venden mucho seguro que seguirá sacando más material y yo podre seguir leyéndole durante muchos años.

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