¡Grant Morrison esta desnudo!

Hans Christian Andersen escribió en 1837 una de sus más famosas fabulas, “Keiserens Nye Klæder” conocida entre nosotros como “El traje nuevo del emperador”. Mucho ha llovido desde entonces, pero esa fabula no ha perdido ni un ápice de actualidad. No son pocos los que aun hoy siguen afirmando sin cortarse un pelo que el “traje”  que lleva fulanito o menganito es lo mejor que han visto nunca, pese a que quienes lo “llevan” se han pasado los últimos años correteando por ahí en pelota picada. Y ese es el caso del autor que hoy nos ocupa, un guionista que un buen día decidió desnudarse y al que todos sus fans alabaron su maravilloso traje, el nudista conocido como Grant Morrison, el guionista que un día perdió el pelo y decidió empezar a tomárselo a sus lectores.

 Soy como Camps, ni tengo pelo ni tengo traje

Morrison no siempre fue así, hubo una época en la que era un muy buen guionista y se podía disfrutar de todo lo que escribía. Aquello fue en los años 80/90, los años en los que obras como Animal Man nos hacían pensar que estábamos ante un guionista con mayúsculas capaz de lo mejor. Y durante un tiempo fue así, aunque es verdad que no era un guionista convencional. Pertenecía a aquella “invasión” de autores británicos que desembarco en DC siguiendo la estela del éxito de Alan Moore, y al igual que los demás su estilo era algo diferente al de sus primos de Estados Unidos. En sus historias abundaba el surrealismo, sus personajes rompían la cuarta pared, se reía de las convenciones del género, incluso aprovechaba para criticar cosas como el reseteo DC post-crisis. Todos creíamos que estábamos ante una estrella en alza, y lo fue, en cierta manera…

 Tambien soy como Sanson, perdi el pelo y con el mi poder

Su fama creció, le fueron dando cada vez mas encargos, y aquel escocés tímido con tanto talento se dio cuenta de que si empezaba a provocar un poco y a llamar la atención el público se fijaría mas en el, así que empezó a cogerle gusto a la polémica. Tras su designación como nuevo guionista  de la Doom Patrol tras la etapa de Paul Kuperberg ya empezó con sus entrevistas poniendo a parir a gente como Chris Claremont, por la influencia que este había tenido sobre la etapa anterior de la Doom Patrol, confesaba su afición por las drogas alucinógenas, empezó a hablar de los rituales mágicos que hacia… parecía que pretendía convertirse en una parodia de Alan Moore. Pero eso no fue lo malo, lo terrible de todo esto no fue que Morrison decidiese ir de provocador, lo realmente aterrador fue que un numeroso grupo de sus fans se tomaron todas las chorradas que soltaba en sus entrevistas en serio, lo que no hizo más que acrecentar la actitud provocadora de Morrison. El guionista majete de Animal Man estaba desapareciendo poco a poco…

 Soy un mago, soy un shaman, algo bohemio y soñador…

De pronto Morrison ya no escribía historias, vomitaba conceptos e ideas sobre sus lectores, todas ellas con un escaso desarrollo. En una sola de sus historias de la Doom Patrol era capaz de presentar docenas de enemigos, la mayoría de los cuales aparecían en una o dos viñetas. Todos ellos mezclando un montón ce conceptos de cultura pop, drogas, magia, oscuras referencias literarias… pero que no llegaban a nada en absoluto, solo a rellenar media página. Alguien dijo una vez de Morrison que en una de sus páginas había más creatividad que en cientos de comics de otros autores, no estoy del todo en desacuerdo, pero es que de nada sirve tener todas esas ideas si no haces con ellas más que gritar a los cuatro vientos que la tienes y luego la tiras para sacar otra, y otra, y otra…

 ¿Provocador yo? No se de donde sacas esa idea…

La cosa siguió así durante años, ver al Morrison de antes, al que era capaz de contar una buena historia y no ametrallar a sus fans con ideas sueltas, era cada vez más difícil de ver. Había rastros de él en los primeros números de la Doom Patrol, y también en los primeros volúmenes de Los Invisibles, JLA, X-Men… Pero siempre acababa pasando lo mismo. El Morrison de la provocación fácil y la metralleta de ideas tomaba el control y todo se iba al carajo, volviendo a tener delante una historia con poca coherencia a la que sus fans no osaban criticar porque estaba feo decir que no veías el magnífico traje nuevo del escocés. Pero es que ¿Para qué molestarse? Morrison hacía mucho que se había dado cuenta de que no tenía que esforzarse en escribir, que podía limitarse a recontar los comics que había leído de crio, añadirles un par de referencias místicas raras y ya tenía a sus fans en el bolsillo, su nombre en portada ya era garantía de ventas, así que no valía la pena trabajar de verdad.

 Si no soy malo, es solo que trabajar es muy cansado…

Así es como, por poner un ejemplo, ha llegado a escribir despropósitos tales como el final de Final Crisis. Allí veíamos al Capitán Marvel viajando entre mundos reclutando a los “Supermanes del Multiverso, un grupo de superhéroes alimentados por energía solar, tan increíbles que solo podían ser reunidos una vez para luchar contra el enemigo definitivo”… Ese enemigo definitivo resulto no ser Darkseid como parecía desde el principio, sino Mandrak, un vampiro que hacia su primera aparición pocas páginas antes del final y que moría a manos de Hal Jordan, quien le clavaba una estaca de energía esmeralda en el corazón. Todo eso mientras todos aquellos Supermanes se limitaban a dispararle al vampiro visión calorífica desde lejos en dos viñetas… Eso sí, todo adornado con muchas referencias raras, metalenguaje y ostias. Otra idea con posibilidades tirada por el retrete.

 Si, jeje, os he vuelto a tomar el pelo

Así es como hemos llegado al presente, con Morrison cargándose a Batman, y cargándose de paso la magnífica etapa de Paul Dini. Sus “amenazas” de hacer lo mismo con Superman tras el medioreseteo de DC y casi consiguiendo que nos olvidemos de que bajo esa fachada de provocador fumado aun se esconde un tipo con buenas ideas y talento de sobra para contarlas. Aunque el Morrison de antes aun se asoma de vez en cuando, tímidamente, en cosas como “Joe The Barbarian”, haciéndonos tener la esperanza de que un día se deje de tanta tontería y vuelva a tomarse en serio el oficio de escribir comics.

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Pinaca Malvaca
11 años han pasado desde que se escribió esto

Cuando pueda te paso un interpretación de la dimensión simbólica de Crisis Final y ahi vemos si Morrison vomita como dicen ustedes o las «vomita con un criterio».. Lo que tiene Morrison es lo mismo que tiene Jorge Luis Borges: tiene un metalenguaje que si no conoces las referencias, por ahi te perdes… Después, como cada «ser humano» habrá tenido sus aciertos y sus errores… Animal Man, Los Invisibles, All Star Superman, Batman RIP, New X-men son genialidades y hay autores que no le llegan ni al talon en cuanto a la complejidad narrativa y simbólica que tienen esas historias. Es mi humilde opinión… Un abrazo