Hubo un día en el que los héroes más poderosos del planeta se unieron para combatir a una amenaza contra la que solos no podían vencer. Ese día nacieron Los Vengadores, pero eso ahora no nos importa lo mas mínimo. Lo que nos importa es el día en el que quienes se reunieron fue un pequeño grupo de anti-héroes y villanos reformados que juntos hicieron frente a una amenaza mortal y formaron (o no formaron, más bien) el no-grupo más famoso de la historia del comic. Hoy vamos a contar que sucedió la última vez que este peculiar grupo de personajes se reunieron, este grupo a quienes llamaban Los Defensores.
En el mundo del cómic américano (salvo contadas excepciones como Will Eisner, Frank Miller, Walter Simonson, etc.) lo habitual es que las grandes obras sean fruto de parejas, creativamente hablando. Todos recordamos los casos de Stan Lee con Jack Kirby y con Steve Ditko, Chris Claremont con Byrne o con Alan Davis, Marv Wolfman con Gene Colan/George Perez, Alan Moore con casi cualquiera que dibuje para el… Pero hay ocasiones en las que una pareja de artistas no es suficiente, ocasiones en las que tres no son multitud. Así es como un día se reunieron Keith Giffen, J. M. DeMatteis y Kevin Maguire y nos trajeron la mejor encarnación de la JLA que ha existido jamás, pero mejor hablar de eso otro día. Hoy veremos lo que sucedió el día en el que estos tres genios se fueron a Marvel a repetir la jugada para mostrarnos desde otro punto de vista a uno de los clásicos supergrupos de esta editorial. Veremos que sucedió cuando pusieron sus manos sobre Los Defensores.
Habían pasado muchos años desde los mejores años de este grupo. Tras reconversiones en Pseudo-Grupos-X, cancelaciones, un horroroso paso por los noventa que es mejor no recordar y un par de intentos a cargo de Erik Larsen y Kurt Busiek de revitalizar al grupo, los Defensores estaban prácticamente muertos y enterrados. Ahí fue cuando entró nuestro trío en acción, al fin y al cabo el grupo ya no podía estar peor así que podían hacer con ellos lo que quisieran, y lo que hicieron fue un regreso a lo básico. El Doctor Extraño, Hulk, Estela Plateada y Namor, perdón, Príncipe Namor. ¿Y con una formación tan clásica contra quien iban a combatir? Pues nada más y nada menos que contra el temible Dormammu, quien planeaba invadir la dimensión de la Tierra… otra vez. Algo que incluso a los propios protagonistas se tomaran a cachondeo.
Pero que nadie se lleve a engaño, aunque la serie tiene el inconfundible toque de humor de Giffen y DeMatteis, al igual que sucedía en la JLI esto no es una parodia. Los personajes son ellos mismos, solo se ha exagerado levemente algunos de los rasgos de sus personalidades pero sin traicionar el espíritu de los personajes. El Doctor Extraño sigue hablando de forma ampulosa, la única diferencia es que ahora el resto de personajes se lo hacen notar. Hulk sigue siendo la bestia atormentada que quiere que le dejen solo y en paz pero que es noble en el fondo. El Príncipe Namor es el mismo atlante irascible y arrogante de siempre. Quizás sea Estela Plateada quien más cambios ha sufrido, exagerando al límite su vieja personalidad de forastero filósofo que busca su lugar en el mundo.
Pero si la labor de los guionistas es encomiable no lo es menos la del dibujante. Kevin Maguire sigue demostrando en esta serie que domina como nadie el arte de la expresividad en sus personajes. De un solo vistazo puedes saber el estado de ánimo de los personajes sin necesidad de recurrir a los diálogos o al contexto de la historia. En un mundillo en el que nos encontramos a “dibujantes” como Greg Land que copian todo de revistas y sus personajes tienen todos la misma expresividad que actores porno, de gente como Ron Lim que le ponen a todos sus personajes la misma cara de cabreo o todos esos que consiguen que sus personajes se distingan solo por su pelo y uniforme, es todo un solo de aire fresco ver como aun existen profesionales que consiguen dar caras diferentes y expresivas a cada uno de sus personajes.
Incluso consiguió que Dormammu, pese a su ausencia casi total de rasgos, fuese tan expresivo como el resto. Personaje al que por cierto doto aquí de una nueva apariencia, actualizando su viejo traje y consiguiendo que por primera vez en mucho tiempo, y con perdón de su creador Steve Ditko, pareciera alguien realmente amenazador. Tanto ha debido gustar esta actualización que es de esa guisa como aparece en el Marvel vs Capcom 3.
De la historia prefiero no contar nada, es demasiado buena como para no descubrirla leyéndola. La pena es que aunque en su día se hablo de una secuela y de que el propio DeMatteis comento que en esta le gustaría utilizar a los personajes de su anterior etapa en el grupo (Valkiria, La Gárgola, el Asesino de Demonios, etc.) la cosa no prosperó y ahora que Giffen ha firmado un contrato en exclusividad con DC las posibilidades de ver algo así a corto plazo son algo así como nulas. Pero quien sabe, si les hemos podido ver de nuevo juntos contando aventuras de Booster Gold junto a la añorada JLI, cualquier cosa es posible.