Assassin’s Creed Brotherhood: Éste es el bueno

Pues después de las aventuras de Mikel Erentxun en el renacimiento, parece que a UbiSoft le quedaron ganas de más y se dedicaron a crear una versión online de Assassin’s Creed II. Sólo que la cosa se les fue de la mano y crearon un juego entero; Assassin’s Creed: Brotherhood.

¡He vuelto! ¡Y traigo amiguetes!

El AC2 ya nos divirtió más que el coñazo del primero (que no era un juego, y que lo poco jugable que tenía duraba bastante poco) y aun así conservando sus virtudes, con reconstrucciones históricas de Florencia, Venecia y ciudades de esas a las que va la gente con la novia cuando hay oferta de EasyJet o de erasmus cuando eres una tía con aspiraciones artísticas (ah, que tendrán los italianos…).
Pero el mayor pecado de AC2 estaba precisamente en que faltaba la ciudad más importante de la historia de Italia y probablemente del mundo, Roma. Aparecía brevemente en un punto del juego, y sólo se la podía ver desde los tejados de la casa del malo que teníamos que reventar. Afortunadamente, en ACB tenemos Roma para hartarnos, y creo que quedaremos más que satisfechos. Roma es grande, es la mejor ciudad que se ha visto en toda la serie y, aunque sea la única ciudad del juego, se vale por si sola para aguantar el tipo frente a sus antecesoras y superarlas.

No vas a ver mucho más que este mapa, pero oye, ¡por lo menos no repites mil veces la misma cueva como en Dragon Age II!


Porque aunque es cierto que en ACB han abusado del reciclaje gráfico hasta aburrirse, también han incluido montones de ruinas romanas, mosaicos y demás que harán las delicias de los jugadores y de la gente a la que le interese un poco el Imperio Romano y estas cosas; el juego tiene mucho valor por si mismo, y la serie ha madurado.
Cierto es que la trama de conspiraciones a lo Tom Clancy no ha madurado mucho, y sigue siendo el mismo galimatías de siempre. Personalmente, me la pela todo el rollo «Desmond/Lucy/Animus» y todo eso, pero a diferencia de lo que pasaba con Altaïr, me interesa lo que le pasa a Ezio y su banda de asesinos; a lo largo del juego irán expulsando a los Borgia de la ciudad (que aquí son los malos, y en realidad pertenecen a una secta supersecreta de los Templarios) y cobrando un pastón indecente de los comerciantes de la ciudad.

¡Que bonito el Coliseo, y pedazo representaciones que se montan en el en Semana Santa!

Que esa es otra; cada vez que Ezio consigue echar a los Borgia de un distrito (básicamente quemandoles su fortaleza de la zona), podrá comprar los negocios en ruinas de la zona y los reflotará, con lo que distrito a distrito irá apoderándose de toda Roma. Es algo así como un Vice City/Scarface pero sin la moraleja final; Ezio es un asesino, y según estos juegos, ser un asesino es algo bueno.
Por lo demás, poco más que contar. La Hermandad del título viene de que, a partir de cierto momento de la historia, Ezio podrá reclutar asesinos y mandarlos a ejecutar misiones por toda Europa, a cambio de dinero y esas cosas. Los asesinos te ayudarán en cuanto los llames, e irán ganando experiencia y subiendo de nivel hasta convertirse en las máquinas de matar que se les presupone. Es entonces tendremos que soportar una y otra vez una mamarrachada de ceremonia de graduación en la que Ezio oficia una pseudo misa de la secta de los asesinos y les hace una orla tirándolos por un barranco. Entendedme, a mi no me molestaría especialmente, lo que me molesta es que te tienes que comer la escena enterita cada vez que se te gradúa uno, sin poder saltártela de ningún modo. ¡Que parecía esto un Final Fantasy de PSX, leñe!

Una de las misiones consiste en matar a Isabel la Católica. La putada es que estas misiones sólo consisten en darle al botón de «enviar asesino» y enterarse un rato después si ha tenido éxito o no. Pos vaya…

Eso sí, es imperdonable que haya menos tacos que en el original, y que Caterina Sforza no tenga otra de sus grandes escenas; ¡queremos más tacos en italiano, copón!

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