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Calvin & Hobbes: El niño que todos llevamos dentro

Hoy comenzamos la semana con un nuevo repaso al mundo de las tiras cómicas. Esta vez sí, con un clásico indiscutible de este formato de comics. La genial creación de Bill Waterson. Calvin & Hobbes.

Los orígenes de esta tira se remontan a 1985, cuando Waterson que tenía un trabajo que detestaba, dedicaba todo su tiempo libre a  su gran pasión, el comic. En un principio todas sus propuestas fueron rechazadas una detrás de otra, tras muchísimos intentos y siguiendo el consejo de una de las editoriales  se centro en los personajes de un pequeño niño y su peluche, aunque pese a ello esa misma editorial le rechazo igualmente. Por suerte para nosotros Waterson parecía inasequible al desaliento y no se rindió y acabo consiguiendo que una editorial, la Universal Press Syndicate le publicase su tira. Calvin & Hobbes habían cobrado vida por fin.

El protagonista principal, bautizado en honor al filosofo Juan Calvino, es Calvin, un niño de seis años hiperactivo, egoísta, cruel en ocasiones y poseedor de una imaginación y curiosidad desbordantes. Vamos, un niño normal y corriente. Su día a día consiste en querer saberlo todo, escaquearse del colegio cada vez que puede, molestar a su vecina Susie y por supuesto vivir aventuras con su compañero de fatigas y mejor amigo Hobbes. Este, quien también recibe su nombre de un filósofo, Thomas Hobbes, es para el resto del mundo, un simple tigre de peluche normal y corriente. Pero en la imaginación de Calvin se transforma y cobra vida, siendo un tigre real (bueno, antroporfomizado) que le dobla en tamaño, parlante e inteligente. La mayor parte del tiempo trata de actuar como la conciencia de Calvin cuando este se vuelve irracional aunque siempre acabara uniéndose a su pequeño amigo en sus locas aventuras.

Estas aventuras incluyen una caja de cartón casi mágica a los ojos de Calvin que sirve tanto para viajar en el tiempo como para crear duplicados de si mismo pasando por volar, transformar a su usuario, etc. Calvin además suele adoptar varias identidades diferentes tales como el superhéroe “El Hombre Estupendo”, el investigador privado «Tracer Bullet» o el aventurero espacial «Spaceman Spiff». Sus otras aficiones consisten en jugar al Calvinbol, un anárquico deporte en el que las reglas no pueden ser utilizadas dos veces seguidas y que se juega con cualquier tipo de equipamiento deportivo. Las reuniones de Calvin y Hobbes en el club A.S.C.O. (Asociación Sin Chicas Obtusas) será otro de los temas recurrentes así como el de deslizarse colina abajo sin frenos en carros o trineos dependiendo de si hay nieve o no. Por no mencionar a los inolvidables hombres de nieve que han protagonizado algunas de las mejores tiras de la serie y que darían mucho trabajo a cualquier psicoanalista infantil que tratase a Calvin.

A estos protagonistas les acompañan una serie de secundarios, empezando por sus sufridos padres. Son un matrimonio de clase media convencional y algo aburridos que pierden los nervios constantemente por culpa de las travesuras de su hijo. Su padre es un abogado gris y aburrido que ocasionalmente disfruta pinchando a Calvin con su sarcasmo respondiéndole con historias absurdas cuando este le hace alguna pregunta y que alguna que otra vez ha mencionado que hubiera preferido un perro antes que un hijo. Su madre, ama de casa, que parece la única que trata de imponer algo de cordura y control sobre su hijo, algo que la mayoría de las veces le resultara de lo más complicado. Susie Derkins es la vecina y compañera de Calvin y su completo opuesto. Seria, formal y blanco de muchas de las travesuras de Calvin quien igual en el fondo trata así de demostrar su cariño por ella como hemos hecho todos nosotros a esas edades.

Pero como digo yo siempre, todo lo bueno se acaba y esta serie no fue una excepción, finalizando en diciembre de 1995 tras diez años de éxito. Bill Waterson afirmo que la terminaba porque sus intereses en la vida habían cambiado y quería llevar una vida más tranquila sin la presión de realizar una tira diaria. Tras esto se ha dedicado la pintura paisajística y ha rehusado ser entrevistado, manteniéndose todo lo apartado que ha podido de la vida pública.  A esto habría que sumarle su negativa a dar autógrafos tras descubrir que estos se acababan vendiendo a precios altísimos y también a la comercialización de sus personajes en cualquier formato que no fuese el de las propias tiras. Este es el motivo por el que no existe ningún tipo de merchandising oficial de los personajes y pese a algunos intentos tampoco una adaptación a dibujos animados de las tiras.

Al menos nos queda el consuelo de poder releer de vez en cuando estos diez años de uno de los mejores y más entrañables comics jamás publicados, que pese a haber transcurrido más de quince años desde su finalización no han perdido nada de su frescura y diversión.

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