Hoy toca hablar de un fenómeno que aunque se extiende por todas las áreas de la cultura y de la vida en general, en este articulo de hoy me voy a centrar en un área en concreto que es la que mejor conozco, la del mundo del comic, y para ser más concreto, en el mundo del lector de comic gafapasta.
Antes que nada hay que tener cuidado con no confundir el comic gafapasta con el comic alternativo o “Underground” que si bien es verdad que muchas veces se confunden y puedan parecer muy similares por cierta tendencia en algunos casos al dibujo “feista”, hay una diferencia muy clara entre ambos. En el comic gafapasta no se cuenta nada de nada. Quizás más que comic gafapasta se le debería llamar “Comics de pajas mentales”, en estos el autor no se preocupa por contar una historia y por pensar la mejor manera de contarla. Aquí el autor tiene alguna obsesión, manía, lo que sea, y durante varias docenas de paginas esta mareando la perdiz sobre el mismo tema sin llegar a ninguna parte. Son la clase de comics que terminas de leerlos y te quedas con la sensación de que faltan paginas o de que te han tomado el pelo, y que encima de no haberte contado nada todo ha estado adornado con unos horrendos dibujos. Es que resulta que por lo visto, para ser un autor gafapasta de verdad tienes que ser un inútil dibujando, normas tan básica como la anatomía, composición o perspectiva son desconocidas para estos autores. Pero lo peor de todo esto es que los fans de este tipo de cosas te valoraran más por dibujar así.
Y es que el consumidor gafapasta es peor aun si cabe que el autor. Esta gente disfruta sintiéndose diferente, cuanto más se alejen sus gustos de lo que le gusta a la mayoría mejor se sentirán consigo mismos, se sienten parte de una elite superior solo porque creen que no forman parte de la masa aborregada, sin darse cuenta de que lo único que hacen es cambiar de masa aborregada… Es como el adolescente atormentado que quiere ser diferente y se hace emo como millones de adolescentes mas en el mundo porque así es “Único”. Es verdad que no todos los gafapastas van disfrazados de gafapasta, con sus características gafas, sus jerseys de Steve Jobs, sus converse vintage y demás parafernalia, algunos a primera vista hasta parecen gente normal, aunque esos son los peores.
Pero estoy divagando, volvamos al tema del comic. Estos lectores no son capaces de apreciar una buena historia bien dibujada, dales un comic de Carlos Giménez o de Will Eisner y ya te pueden estar contando la mejor y más comprometida crítica social que te hayas echado a la cara, la calidad de sus dibujos les hará retroceder. A lo más que llegaran a acercarse a un buen dibujo es con autores como Peter Bagge, que pese a dibujar de puta madre, su peculiar estilo de dibujo “Feista” hará las delicias de los gafapastas. Esta absurda forma de pensar lo que ha conseguido es que ahora cualquiera que sea un inútil dibujando se cree que en realidad es un artista diferente, y se empeñara en dibujar historia tras historia a cada cual peor, convencido de que es un artista maldito al que la gente no valora porque no están a su altura intelectual. Esto no sería tan malo si no fuese porque hay editoriales que han visto en esto una forma de sacar pasta como otra cualquiera y se dedican a publicarles, lo que provoca un efecto de retroalimentación que hace que aparezcan mas y mas autores de este estilo, aunque también a algunos caraduras que se esfuerzan en dibujar mal porque saben que así llegaran al publico pringado este.
A lo mejor algún día esta gente despierta de su tontería y se da cuenta de que los comics con dibujos bien realizados, a todo color y con una historia que contar y bien contada no solo son buenos, sino mucho mejores que las cosas esas extrañas que se han estado leyendo todos estos años, pero hasta entonces que les den, ellos se lo pierden.