The Office, que suerte no trabajar aquí.

Siempre han existido las series, llamémoslas, de “genero”. Abogados, Policías, Bomberos, Periodistas, Médicos, etc. Profesiones en las que con un poquito de exageración se pueden conseguir historias emocionantes llenas de dramatismo y acción. Pero… ¿Se puede hacer una buena serie basada en una profesión con menos emoción? ¿Una serie en la que sus protagonistas sean simples vendedores encerrados ocho horas al día en una oficina? ¿Y que vendan algo tan poco emocionante como papel? Pues se puede hacer y encima conseguir que sea una de las mejores comedias de la actualidad. Estamos hablando de The Office (Versión USA).

Esta serie, basada en una comedia Británica del mismo nombre, se estreno en la NBC en 2005. Rodada en forma de falso documental está ambientada en la sucursal de Scranton (Pensilvania) de la compañía papelera Dunder Mifflin. Esta serie tiene la particularidad de que los personajes son conscientes en todo momento de que hay equipos de grabación en la oficina y que les siguen por la calle, siendo habituales las pausas en las que los personajes se sientan en un despacho a hablar directamente a la cámara comentando sucesos del día a día o momentos en los que tratan de esconderse de ellos o se quitan los micrófonos para poder hablar en privado. Pese a ello en ningún momento vemos a los cámaras ni se nos explica cómo es que ese equipo de rodaje lleva años allí en la oficina grabándolo todo o como es que todos los empleados están de acuerdo con eso.

El éxito de esta serie es debido, aparte de a los guionistas, al grandísimo Steve Carell. Este cómico surgido del Dana Carvey Show y del Daily Show de Jon Stewart ha conseguido con su interpretación de Michael Scott, el gerente de la oficina. Este personaje, antaño gran vendedor de papel, fue ascendido a la posición de gerente demostrando que el puesto estaba por encima de sus capacidades, pero pese a ello ha conseguido mantener su sucursal como la más productiva de la compañía. Se trata de un personaje infantil, caprichoso narcisista, que se pasa la mayor parte del tiempo gastando bromas pesadas y sin gracia y distrayendo a sus empleados de sus labores cotidianas pero que al mismo tiempo un hombre triste y solitario que lo único que quiere es tener amigos y una familia, considerando a sus empleados como un poco de ambas cosas y que pese a ser, en el fondo, una buena persona incapaz de hacer daño a alguien a propósito es experto en hacer daño a todo el mundo sin darse cuenta de ello.

Además de con Carell, la serie tiene la suerte de contar con un excelente plantel de actores/personajes que complementan al personaje de Michael, que por divertido que sea un exceso de todo es malo, y se evita así el “efecto Joey”. En Friends, como uno más era gracioso, en solitario era cargante y sin gracia. Así nos encontramos con personajes tan variopintos como Dwight Schrutte, la mano derecha de Michael y pelota oficial. Un granjero de remolachas y mejor vendedor de la sucursal, fan de cualquier frikada y amante de las armas, convencido de ser una máquina de matar, un gran detective y la persona más capacitada para ser el segundo al mando. Su némesis particular en la oficina es Jim Halpert, un tipo tranquilo que se toma su trabajo con calma y cuyas mayores preocupaciones diarias son fastidiar a Dwight y tratar de seducir a Pam, la recepcionista.

Como sería un poco largo desgranar uno a uno a todos los personajes de la serie, me gustaría destacar solo a uno más, una pequeña debilidad que tengo, un personaje muy secundario pero que cada pequeña aparición que hace consigue hacerme soltar la carcajada, Creed Bratton. Este personaje, interpretado por el actor y músico del mismo nombre, es el encargado del control de calidad de la sucursal. Se trata de un ex hippy, ex líder y ex adepto de sectas, falsificador, cleptómano, timador y fumador de marihuana que es incapaz de recordar los nombres de sus compañeros, el puesto que desempeña en la compañía, o su propia edad y que se pasa el día jugando al solitario en su ordenador o hablando de sus extraños negocios que incluyen la venta de sangre, de bebes, de gusanos, de carnets falsos… sin quedar nunca claro si lo dice en serio o si son simples desvaríos.

Resumiendo, que si necesitas pasar un buen rato riéndote y pensando que por suerte no trabajas en un sitio así, The Office es tu serie, y si realmente trabajas en un sitio así, mis condolencias.

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