Hay tres verdades universales:
1) El agua cae hacia abajo. El agua y todo, a gravedad terrestre.
2) La capacidad de regeneración de la Duquesa de Alba la llevará a la inmortalidad.
3) Soy fan del Mass Effect.
Mientras que las dos primeras pueden ser un poco dudosas, la tercera es cierta, tan cierta como que Bioware no me paga, pero debería. Amo los juegos. Incluso el 2. Pero eso no significa que deba amarlo todo… ¿verdad?
No hace mucho sacaron dos novelas ambientadas en el mundo del Mass Effect con bastantes nexos con los juegos. Están escritas por uno de los guionistas, así que tienen que ser interesantes. O no. O algo.
Bueno, por si acaso, compradlas en Play.com. No pagueis más de 10 euros por ellas.
¡Soy un robo a mano armada, pero sólo en la versión española! ¡Ahí, dando razones para comprar cultura!
Redención no la he leido. Con Ascensión me fue suficiente. ¿Y de qué va esta vaina? Pues de una mujer completamente olvidable (de hecho, no recuerdo su nombre) que está de científica en una instalación de Cerberus (ahí, preparando el terreno para el segundo juego) en la que cuida e investiga a unos niños bióticos humanos. Se tira a un chino con el pelo rojo menor que ella (¡qué modernos!) que resulta ser un espía. Y es amiga del capitán Anderson. ¡Wow!
Una niña de la instalación, Gillian, con el síndrome de Asperger, tiene un potencial del copón. Es un experimento especial de Cerberus, hija adoptiva de uno de sus empleados, adicto a la arena roja para más inri. No recuerdo exactamente lo que pasaba (ya que, como toda la novela, es bastante olvidable) pero acababan irrumpiendo en la Flota Quariana, que es lo más interesante de todo. Porque los quarianos molan, periodo.
La mayor parte del libro es un recordatorio de la ambientación y de apertura de boca para el segundo juego. Te introducen Omega y Cerberus. La trama es secundaria, totalmente innecesaria y hasta aburrida. Y el profesor de Gillian es gay. Y ya está.
Pero no, en serio, se puede leer.