Runaway, a Twist of Fate

Érase el verano de 2007. El verano de 2007 tiene muchas cosas especialmente particulares para mí, pero la que trataremos en este artículo será la siguiente: apareció la secuela de Runaway, a Road Adventure (que yo había disfrutado hacía unos añitos) y prometían que sería una trilogía. Le habían cambiado la voz a Brian, de grave y seductora a ligeramente aguda y graciosa, pero ése fue el único cambio sustancial de la saga. Al menos, el único que me afectó realmente.

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El juego, si a Gina le ponen una 90 en vez de una 120, es prácticamente idéntico. En serio.


Si bien El sueño de la tortuga no es A Road Adventure (porque éste es especialmente genial, con el capítulo del desierto como máximo esplendor del ingenio de Péndulo) se puede jugar, es graciosilla y bastante entretenida. Pero tenía un grave fallo: que fue concebida como la segunda parte de una trilogía. Estando en la era de Perdidos y Heroes, esto significa un cliffhanger como una casa, con un último capítulo horriblemente decepcionante y una espera de tres años para ver lo que hacen ahora.

Ya desde la primera mención que tuve de la tercera parte algo me dijo que no iba a estar tan bien como El sueño de la tortuga y ni de lejos como A Road Adventure. A Gina le aumentan las tetas, hasta una 120 de pecho. ¿Realmente… realmente era necesario? Vamos a ver, una mujer con 100 de pecho ya es bastante exhuberante. Si te gustan las tetas gordas, eso son tetas gordas. 120 de pecho es rebasar la frontera, es jugar con Yola Berrocal. Es más, pese a que hayan afirmado que se han basado en Angelina Jolie, esos morros son de Yola. También le cambian la voz y le ponen la de Buffy (que si bien es la de April Ryan, de The Longest Journey, aquí no tiene tanto carisma), y demuestran por qué el protagonista es Brian.

El juego en sí mismo sigue la línea de El sueño de la tortuga, aunque por un momento parece que han empezado otra saga distinta. Sin embargo, poco a poco vas descubriendo por qué las cosas son tan extrañas y qué es lo que pasó entre el segundo y el tercer juego. Los personajes secundarios carecen de la chispa de los anteriores, los puzzles dejan de ser tan inspirados. Los diálogos, pese a estar bien y ser graciosos… no tienen… «eso». Eso que te hace amar un juego. Un giro del destino (que así se llama) se limita a cumplir, a cerrar la saga. No aporta nada nuevo, no mejora la fórmula… ni siquiera da unos personajes o unos diálogos realmente brillantes.

Por tanto, me ha dejado una sensación bastante agridulce. No es, ni de lejos, el juego que pensé que sería. Por corto y por ligeramente repetitivo, lo dejo en sólo entretenido. El que mola de verdad es el primero y no hay más que hablar.

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